fbpx
Seleccionar página
Beneficios del endomarketing y cómo aplicarlo en tu empresa

Beneficios del endomarketing y cómo aplicarlo en tu empresa

El endomarketing es una forma de hacer marketing que realmente no supone un desembolso muy importante. Si esto te llama la atención, en este vídeo de aquí te lo explico más a fondo. Porque… me imagino que cuando oyes la palabra marketing se te activa la antena y te pones más receptivo, ¿verdad?

A ver, no me voy a andar con rodeos ni misterios. ¿Cuáles son los beneficios de una campaña de marketing al uso? Pues que consigues más visibilidad, más posicionamiento, que incentivas el contacto con el cliente potencial. ¿Sigo? Pues cuando hablamos de endomarketing consigues los mismos beneficios, pero sin gastarte un pastizal.

El endomarketing se trabaja a nivel interno. No se trata de publicar anuncios en redes sociales, en medios de comunicación ni de hacer buzoneo. Se trata de promover el buen nombre de la empresa entre las personas que la componen. Y que sean ellas quienes hagan la publicidad por ti.

Dime, cuando ves una película o serie que te gusta mucho ¿no la recomiendas? Y ¿por qué lo haces? ¿Acaso te llevas una comisión por cada persona que la mira recomendada por ti? Pues no estaría mal, pero no es así. Es algo que hacemos altruistamente. Nace de nosotros. Y lo hacemos porque hemos disfrutado consumiendo ese producto y nos gustaría que las personas a las que apreciamos pasen por una experiencia tan buena como la nuestra. ¿Te suena la situación? Pues gracias a esas recomendaciones existen empresas que ganan dinero. Así que ¿por qué no podría ser la tuya una de ellas?

Crear embajadores

Un embajador es una persona que representa a una entidad, ¿no? Pues uno de tus objetivos debería ser crear embajadores de tu empresa. Y, sin lugar a dudas, los mejores, los más creíbles y los más efectivos son los que están en contacto directo con ella, ya sea porque trabajan en ella o porque colaboran con ella.

Cuando buscas la recomendación de un cliente, ¿qué haces? Pues básicamente buscas que éste viva la mejor experiencia de consumo que le puedas proporcionar, ¿no? Pues cuando quieras crear embajadores también debes buscar la mejor experiencia de trabajo que puedas proporcionar.

No te creas que es algo realmente complicado, pero sí que debes hacer un pequeño esfuerzo al que seguro que no estás habituado: tienes que valorar al empleado o colaborador como si fuese un cliente más. Eso implica que tienes que hacer todo lo esté en tu mano para que su estancia en la empresa sea lo más agradable posible, conseguir que venga contento al su puesto de trabajo, saber cuáles son sus aspiraciones y mirar de darle soluciones para motivarle, darle opciones de crecimiento dentro de la propia empresa, que se sienta valorado y que no se canse de dar lo mejor de sí. Así, en frío, parece un poco utópico, lo sé, pero te aseguro que es cuestión de ponerse a ello.

Poner el endomarketing en marcha

Si consigues generar ese efecto en uno de ellos, verás cuáles son las consecuencias de contar con un embajador interno. Serás testigo en primera persona del poder de atracción que tiene el endomarketing. Porque verás cómo esa persona que va en sintonía con todo lo que representa tu compañía hablará de lo a gusto que trabaja, de lo bien tratada que se siente, de lo motivada que va su puesto cada día… Al igual que cuando ves una peli que te ha encantado, esta persona no podrá reprimir sus ganas de hablar bien del lugar en el que trabaja.

Entonces, la idea es conseguir que el máximo de personas entren en sintonía con la empresa para que empiecen a recomendarla proactivamente. Sin que tú tengas que pedírselo.

Los beneficios del endomarketing

Lo más mágico del endomarketing es que su efecto no se desvanece cuando acaba la campaña de marketing, sino que perdura en el tiempo. Porque, si lo haces bien, el endomarketing acabará formando parte de tu cultura de empresa y será perpetuo. Será parte de tu marca corporativa y siempre seguirá sumando e incluso multiplicando sus resultados.

Esta imagen de marca que se creará será muy atractiva para las personas que todavía no forman parte de tu empresa y, por lo tanto, atraerás el talento sin tener que ir a buscarlo. Sabes lo complicado que es reclutar personas válidas. Imagínate tener una base de datos de personas totalmente cualificadas y con ganas reales de formar parte de tu proyecto corporativo. Es que no tendrás ni la necesidad de hacer público un proceso de selección para cubrir una vacante. ¿Te lo imaginas?

Y por último, creo que no es necesario, pero lo voy a decir igualmente: contarás con personas en tu equipo contentas y motivadas. ¿Sabes lo que eso significa? Pues básicamente que producirán mucho más que las que no lo están. Una vez implementes el endomarketing será cuestión de mantenerlo aunque no es algo estático, por lo que deberás estar atento a los cambios que éste requiera. Pero como eres un neolíder totalmente válido, estoy segura de que esto no es un problema para ti.

La escucha activa en la empresa

La escucha activa en la empresa

La escucha, sea activa o no, es parte del proceso de comunicación y cabe destacar que los seres humanos somos comunicadores natos. Porque comunicamos constantemente, incluso cuando no abrimos la boca. Con la mirada, con el tono, con los silencios, con la distancia física que interponemos con las personas de nuestro alrededor, con la ropa que elegimos… Se trata de un montón de información que nuestro cerebro capta y procesa sin que nosotros seamos conscientes de ello. Pero, sin duda, forma parte de nuestra comunicación y dice mucho de nosotros.

Como podrás imaginar, la escucha activa se trata del ejercicio de escuchar atentamente. Pero podríamos decir que va un poco más allá porque no se trata sólo de poner la oreja y ya está sino también de procesar la información que nos están transmitiendo. Y además, de hacerlo de forma consciente. Pero vamos por pasos porque para conseguirlo debemos tener en cuenta varios factores.

Factores a tener en cuenta

En primer lugar, debes tener en cuenta que lo que es la palabra en sí, ya sea oral o escrita, representa tan sólo un 7% del total del mensaje. Como ya te he adelantado antes, existen muchos más factores que enriquecen el mensaje y lo completan. Por lo que podríamos decir que nos pasamos la vida estudiando lengua y después somos capaces de comunicarnos incluso cuando no la conocemos. ¿Por qué? Porque en realidad, y como ves, la lengua por sí misma no tiene tanta importancia en el proceso comunicativo como creemos.

También tenemos que tener en cuenta nuestro tiempo libre mental. Y es curioso este concepto porque tenemos la sensación de ir siempre a tope. Pero lo cierto es que nuestro cerebro tiene la capacidad de procesar hasta 600 palabras por minuto, mientras que nosotros sólo podemos producir hasta 150. Esto quiere decir, que se crea un vacío de 450 palabras que el cerebro no procesa aunque puede.

¿Estás seguro de que no las procesa? Pues sí que lo hace y es que cuando hablamos con otra persona escuchamos lo que nos dice, claro, pero también pensamos y juzgamos la pinta que lleva hoy, en si le huele el aliento, en si nos falta por comprar algo para la cena, en si hoy teníamos que ir a buscar a los niños o, peor aún, pensamos en la respuesta que le vamos a dar incluso antes de que acabe explicarnos lo que sea. ¿Cómo vamos a saber qué le tenemos que responder si todavía no nos lo ha dicho todo? Pero lo hacemos porque, aunque nuestro cerebro tenga ese tiempo libre mental, no es capaz de dejarlo vacío y lo emplea en otras cosas. Cuando seas consciente de ello, podrás redirigir tus pensamientos en escuchar activamente y sin interrumpir ni prejuzgar lo que tu interlocutor te esté diciendo.

Siguiendo en esta línea, si eres multitarea estarás en una situación parecida a la anterior. Si tienes una capacidad de atención del 100% cuando haces algo, cuando tengas que dividirla en varias tareas, tendrás que dividir también ese porcentaje. ¿Eso qué implica? Que no estarás poniendo todos los sentidos en una tarea en concreto. Como podrás imaginar, eso es contrario a la escucha activa y, por lo tanto, es un problema.

Y por último, para mejorar la escucha activa es necesario usarla. Cuanto más la uses, más fácil te será implementarla en tu cotidianidad. Es como un ejercicio físico, que cuando no lo has hecho nunca, cuesta mucho, pero a medida que lo repites cada vez es más fácil.

Los efectos de la escucha activa

Lo cierto es que poner en práctica esta habilidad te permitirá mejorar la comunicación en general. Si ésta fluye, te será mucho más fácil encontrar los puntos de mejora a nivel de procesos, a nivel de experiencia del cliente y también a nivel personal. La escucha activa se convertirá en una herramienta muy potente para mejorar continuamente en cualquier ámbito y eso incluye también tus relaciones personales. Verás un cambio en tu relación con las personas que trabajan contigo, también con tus clientes y proveedores. Pero te sorprenderá ver cómo mejora la calidad de las relaciones que tengas con personas ajenas a la empresa. Al fin y al cabo, cuando hablamos nos gusta que nos escuchen, así que ¿por qué no hacerlo de la mejor manera?

“Mis empleados no dejan de decepcionarme”. La importancia del compromiso

“Mis empleados no dejan de decepcionarme”. La importancia del compromiso

Hablemos de compromiso… ¿Estás rodeado de personas que vienen hacen sus 8 horas y se van? ¿Te da la sensación de que cuando les pides algo fuera de lo común es como si les estuvieras pidiendo que te donasen un riñón? ¿No tienen reparos en pedirte un aumento de sueldo cuando ellos no hacen más que lo justo y necesario? Si esto es lo habitual en tu entorno de trabajo, te animo a que te quedes porque el contenido de hoy, sin duda, te va a interesar.

Hoy vamos a indagar en el motivo por el cual no conseguimos un mayor grado de compromiso por parte de nuestros empleados y colaboradores. Ya te aviso ahora que el contenido de hoy puede herir sensibilidades, pero si quieres mejorar las cosas en tu empresa, será preciso que hagas un ejercicio de humildad y, como mínimo, te quedes hasta el final para que puedas reflexionar sobre lo que hoy te voy a contar.

Es muy típico de nuestra cultura el echar balones fuera cuando algo no nos gusta. Y eso implica que no solemos asumir nuestra responsabilidad. Somos expertos en echar las culpas a nuestro entorno, a las personas que nos rodean, a la crisis, a la pandemia… Y no digo que todo ello no influya en tu situación, porque seguro que lo hace, pero hay algo que siempre podrás elegir y es la actitud que adoptas. 

Cuando un trabajador no hace bien su trabajo, lo más fácil es enfadarte, darle una reprimenda o incluso ridiculizarlo gritándole delante de los demás. Si eres un neolíder, por favor, no te escandalices porque mucho me temo que estas prácticas siguen activas y mucho más de lo que crees. Si aún no lo eres y no sabes qué es esto, no te preocupes porque estás en el buen camino para hacer ese cambio. Sigue en mi canal y poco a poco descubrirás que es ser un neolíder.

Volviendo al tema… Está claro que cuando llevas a cabo estas prácticas generas mal ambiente. Y no sólo eso, sino que además conllevan una serie de consecuencias que estoy segura que no te van a gustar: desmotivación, poco compromiso, caras largas, malas contestaciones, tensión, baja eficiencia, ausentismo… ¿Te suenan? Pues si es así, tal vez debas dar tú el primer paso para cambiar las cosas, ya que muy probablemente hayas sido precisamente tú el detonante de esta situación que no te gusta nada.

El problema de base sobre el compromiso

“¡Pero si yo he entrado a ver este vídeo porque estoy hasta el moño de algunos! ¡El problema son ellos, no yo!”

Entiendo que he empezado dándote un golpe bajo y espero que me disculpes por ello. Pero piénsalo bien. ¿Crees que si cambiaras la manera que tienes de tratarles notarías cambios también en ellos? ¡Pues claro que sí! Es más, ponte en su lugar e imagínate cómo sería aguantar a un jefe como tú y encima hacerle el papelón cada día durante toda la jornada. Según cómo te las gastes podría ser misión imposible, así que, ya te digo ahora que previsiblemente no lo llevarías demasiado bien.

A ver, te lo planteo desde otra perspectiva. Si el objetivo primordial de tu empresa es generar dinero y el resto va después, tenemos un problema de base. Está claro que tu empresa no es una ONG, sino que tienes que poder amasar cierta cantidad de dinero para pagar nóminas, gastos fijos, gastos variables, etc. Pero no olvides que el dinero no es lo más importante de tu empresa. Y no pongas esa cara, que es así. A ver… ¿no adivinas lo que debería estar en lo más alto de tu lista de prioridades, incluso por encima del dinero? Las personas.

No dudes nunca de que lo primero son siempre las personas; ya sean pertenecientes al ámbito interno de tu compañía o al externo. Tu empresa existe gracias a ellas; ya sea porque te compran o bien porque consiguen que la maquinaria funcione. Ellas son las piezas clave de todo. Sin las personas podrías tener la empresa que quisieras, pero no tendría ninguna razón de ser y sería totalmente estéril. O sea, que si no estás poniendo el foco en lo que realmente importa, es normal que las cosas no vayan como te gustaría.

“Sí, claro… ¡Vacaciones pagadas para todos! No te fastidia…”

No te rías, pero tampoco descartes la idea porque mala no es. Pero claro, para llegar a ese punto primero hay que alcanzar otros. Y te digo más, tener contentos a los empleados no siempre se consigue mediante un cheque bancario. Y para que vayas abriendo boca, te dejo aquí un artículo sobre el salario emocional que creo que te puede ser muy útil en este aspecto.

La gestión del tiempo

Sé que te pasas el día apagando fuegos y salvando vidas, que te pasas la jornada corriendo y que si es necesario hacer 16 horas las haces. Sé que te sacrificas por la causa y que sacrificas muchas cosas para que todo esto tire adelante, pero esto no puede ser sano y lo sabes. Y es normal, porque eres quien tiene un mayor compromiso para con tu empresa. Pero mucho me temo que llegará un momento en que tendrás que parar. Y entonces, ¿qué harás?

Las personas que trabajan junto a ti están ahí para ayudarte en tu gestión, para ejecutar tareas pero también para que, si se lo permites, les dejes ayudarte en lo que necesites. ¿Les has dado la oportunidad de hacerlo? ¿Cuántas reuniones de coordinación haces al mes? ¿Ellos saben cuáles son los objetivos a corto y medio plazo? O más importante, ¿los tienes claros tú? Bueno, puede que estos sí, pero ¿qué me dices de los objetivos a largo plazo; de la misión de la empresa? ¿Ya te la has planteado? ¿La has llegado a compartir con alguien? ¿Sí?

En cualquier caso, si no eres capaz de delegar, nunca tendrás tiempo, siempre estarás apagando fuegos y nunca serás capaz de atender a esas personas que ya hemos comentado que son las piezas fundamentales de todo el engranaje corporativo. Crea espacios de diálogo, escúchales, valora sus propuestas, infórmales de cómo están las cosas, de cuáles son los objetivos semanales, etc. Cuanto más sientan que cuentas con ellos, más fácil será que se sientan parte de la empresa y que crezca su compromiso y su sentido de pertenencia. Pero si no tienes tiempo para las personas que están junto a ti, ¿cómo vas a tener tiempo de pensar en objetivos a largo plazo? ¿No estás cansado de ir como pollo sin cabeza? Vamos, dale un par de vueltas…

El perfil del empleado

Lo cierto es que la mayoría de empresarios de pequeñas y medianas empresas contrata a personas ejecutoras, por lo que tienen muy en cuenta cuáles son sus habilidades técnicas. Sin embargo, y tal y como te cuento aquí, éste es un planteamiento erróneo. O, por lo menos, no es del todo válido para los tiempos que corren. Principalmente, tienes que considerar el tipo de persona que contratas. Ten en cuenta que vas a convivir con ella gran parte del día y, por lo tanto, es mejor que vayáis en línea. Por eso, te aconsejo que intentes conocerla en el proceso de selección y que identifiques si te encaja o no.

¿Que no tiene las habilidades técnicas necesarias? Pues tampoco es tan grave; ya las aprenderá en tu empresa, ¿no te parece? No contrates con la idea de que mañana empiece a ser productivo porque, por muchos años que lleve en el sector, no se adaptará a su nuevo puesto hasta pasado un tiempo. Así que puestos a invertir tiempo, mejor hacerlo con una persona que encaje con el resto del engranaje, ¿no te parece?

Al final, tienen que ser más que meros robots ejecutores. Porque si los tratas como si fuesen eso, que después no te extrañe que ellos se desconecten del todo cuando salgan y les dé lo mismo ocho que ochenta una vez acaben su jornada. Tanto das, tanto recibes, ¿no? Ya ves que es lo contrario a lo que buscas: compromiso.

El sentido de la responsabilidad

Quiero volver a hacer hincapié en el tema de la responsabilidad. Ya te he dicho antes que en este país tenemos por costumbre escurrir el bulto y echarle las culpas a cualquier otra cosa que no seamos nosotros mismos. Y lo hacemos desde pequeñitos: que si suspendo porque el profesor me tiene manía, que si los de mi clase me dan de lado porque son unos amargados, que si mi novia o novio me deja porque no tiene ni idea de lo que quiere, etc. Y vamos pasando los años de nuestra vida eludiendo la responsabilidad de lo que nos pasa.

No asumirla, se supone, que nos protege a nivel mental, pero también nos convierte en víctimas. Sí, en víctimas. Porque sufrimos los daños causados por las irresponsabilidades de otros y eso también nos priva de encontrar una solución. La víctima no puede hacer nada, por eso se la llama así. Pero que seas una víctima no es más que una elección y la puedes cambiar con tu actitud.

Es decir, si tomas el perfil responsable, si asumes que suspendes porque no clavas los codos como deberías, que tus compañeros te están dando de lado porque tienes muy mal genio y que tu novio o novia te dejó porque no le has tratado como deberías; entonces tu posición cambia. Ya no eres víctima, sino responsable y eso, a su vez, te da el poder de cambiar las cosas. ¿Que no te gustan? Pues piensa en cómo podrías cambiarlas. ¿Qué deberías hacer para tomar ese camino que crees que es el adecuado? ¿Qué te impide que lo hagas? Adelante, no tengas miedo. Hacerte responsable no te debilita, al contrario: te da el poder de decidir.

Sé que esto de hoy ha sido duro, que has venido buscando la fórmula mágica para encontrar el compromiso de tus empleados y colaboradores y te has encontrado con que todo empieza en ti. Sé que puede que incluso sientas rechazo a todo o casi todo lo que has oído aquí. Pero si has llegado hasta este punto quiero darte la enhorabuena. De verdad.

Tal vez todavía no seas un neolíder, pero está claro que quieres cambiar las cosas y eso es la base para serlo en el futuro. Tal vez todavía no seas el tipo de líder que quieres ser, pero está claro que has tomado una decisión. Relee atentamente cada uno de los puntos que hemos tratado hoy e intenta cambiar algunas cosas. No quieras hacerlo todo de golpe, pero ves haciendo pequeños cambios que estoy segura que poco a poco te darán frutos. ¿Quieres más compromiso por parte de tus empleados? Pues dales la oportunidad de implicarse.

Gestionar la comunicación interna en teletrabajo

Gestionar la comunicación interna en teletrabajo

Si no es la primera vez que pasas por aquí, te habrás dado cuenta de la importancia que le doy siempre a la comunicación interna corporativa. Pero incluso entre las personas que conviven y que pasan un montón de horas juntas, la comunicación suele ser complicada. Ahora, forzados por una situación que no nos deja alternativa, nos vemos en la tesitura de introducir e implantar el teletrabajo en nuestras rutinas empresariales. O sea, que si la comunicación ya era complicada antes, imagínate ahora… Así que hoy vamos a ver cómo gestionar la comunicación interna cuando estás en “modo teletrabajo”.

La complejidad de la comunicación

La comunicación ya de normal es un ejercicio complejo. Es fácil que los mensajes no se interpreten tal y como el emisor querría o simplemente que se malinterpreten. Pero es normal, porque la mayor parte de la comunicación se produce en el plano subconsciente. Sí, mira, te lo explico un poco mejor.

La palabra, sí eso que nos pasamos la vida estudiando en el colegio, representa ni más ni menos que el 7% del total del mensaje. Eso implica que el 93% restante no depende de la palabra. ¿Y entonces de qué? Pues de un montón de aspectos que podemos llegar a dominar de manera consciente, con entrenamiento y práctica, claro, pero que de normal gestionamos sin darnos cuenta. Me refiero al tono, al acento, al ritmo, a los silencios, a los ruidos que podemos hacer con la boca que no son palabras, a la mirada, a la expresión facial, a las microexpresiones, a la distancia que existe entre el emisor y el receptor… a un montón de detalles que nosotros no emitimos intencionadamente, pero que igualmente emitimos. 

¿Y qué pasa con el receptor? Pues aunque te parezca increíble el receptor recibe toda esta información y la procesa. ¿Lo hace de forma consciente? No. Pero igualmente lo hace. A ver… ¿no te ha pasado nunca que conoces a alguien por primera vez y te cae fenomenal o, al contrario, te cae fatal y no sabes muy bien por qué? Pues muy probablemente sea por la conclusión consciente a la que has llegado después de descifrar toda esa información que has procesado inconscientemente.

La comunicación y el teletrabajo

Si a todo lo dicho hasta ahora le sumamos una barrera como la distancia que supone el teletrabajo, la cosa se complica todavía más. ¿Cuántas veces se ha generado un malentendido en una conversación de WhatsApp? (muchas veces con las manos) Así de veces…

Como ya te he comentado, la palabra sólo es un 7% del mensaje y si sólo utilizas el lenguaje escrito es muy probable que el receptor intente descifrar el 93% restante procurando leer entre líneas. De nuevo, un trabajo que no realizamos conscientemente, pero que nuestro intelecto necesita hacer para que ese proceso comunicativo tenga sentido. El problema está en que solemos pensar mal. Al menos, por norma general. Y, por lo tanto, esa información extra (recordemos que es un 93% del mensaje) suele empañar el significado de las palabras.

Entonces, ¿cómo llenamos esos vacíos? Pues precisamente con los mismos complementos de siempre. 

Es cierto que el teletrabajo ha llegado 5 o 10 años antes de lo esperado y parece ser que ha venido para quedarse así que tenemos que adaptarnos y acostumbrarnos a lo que eso significa. Cada vez que haya una comunicación, sobre todo si es algo importante, deberás intentar que tu receptor tenga acceso a todos los estímulos. Por teléfono puede acceder a la palabra y también a todos los mensajes auditivos, pero aún así pierde un porcentaje importante cuando no tiene acceso a los visuales. Por eso, ya que el futuro se nos adelantó, aprovecha las herramientas tecnológicas que tienes a tu alcance para poder emitir y transmitir también esa parte visual. Utiliza las videollamadas, ya sean individuales o grupales. A día de hoy, esta es la manera más efectiva de transmitir nuestro mensaje. 

¿Conseguiremos el 100%? No, por supuesto que no. Al menos, no todavía. Pero mucho mejor un 80 o un 90% que un 7, ¿no te parece?

Los malentendidos en el teletrabajo

Bueno, la verdad es que esta parte de los malentendidos lo podría explicar en cualquier contexto de comunicación, no sólo en el ámbito del teletrabajo. Pero, teniendo en cuenta que la barrera de la distancia propicia que éstos sean más frecuentes, voy a permitirme hacer hincapié en ello.

Para evitar los malentendidos, independientemente de cuál sea el contexto, es necesario implementar una comunicación efectiva y una escucha activa. Es decir, debes asegurarte de que el receptor descifra el mensaje con el sentido y la intención original y que tú también seas capaz de adoptar el rol de receptor. Dicho de otro modo, que prestes toda tu atención para entender lo que te están diciendo, intentando no añadirle salsa de tu propia cosecha.

Pero como imaginarás éstos son temas que dan para mucho, así que si te interesa que indague un poco más, sólo tienes que decírmelo en la caja de comentarios y habrá vídeo sobre ello. Y permíteme añadir un consejo personal: si sospechas que algo no se ha acabado de entender, no esperes a que explote la bomba y asegúrate de que el mensaje se ha descifrado correctamente desde el principio. ¿Por qué? A veces son cositas sin importancia, ¿verdad? Sí. Son detalles que por sí mismos no son dañinos pero si vas sumando detalles es muy probable que se genere el efecto bola de nieve y se forme un bulo que después te costará mucho deshacer. Así que no permitas que eso pase y asegúrate de que tu comunicación siempre sea lo más efectiva posible.

Por suerte o por desgracia, la comunicación forma parte de nuestro modo de vida y el dominio y la complejidad de la misma, nos permite ser la especie dominante en el planeta. Aún así, estamos hablando de un proceso tremendamente complejo y por ello mismo merece que le demos la importancia que realmente tiene.

El heredero que sólo es una marioneta de su predecesor

El heredero que sólo es una marioneta de su predecesor

Ser el heredero de una empresa es un proceso complejo y muchas veces no nos sacamos a nuestro predecesor ni con agua caliente. ¿Te suena? ¿Tus padres son empresarios y esperan que heredes su negocio? ¿Te has criado en esa empresa y conoces a todo el mundo? ¿Has heredado ya la empresa pero sólo eres el líder corporativo sobre el papel? Si te sientes identificado con estas preguntas, estoy segura de que el artículo de hoy te va a resultar muy interesante.

Hoy vamos a ver cuál es el papel de ese heredero, de ese líder que realmente no pinta nada en su propia empresa porque el fundador o predecesor nunca llegó a irse.

Por cierto, antes de continuar quiero aclarar una cosa: verás que siempre hago referencia al padre como empresario, pero en realidad es para referirme al empresario que cede la compañía, ya sea la madre o cualquier otro familiar. En todo momento, hago referencia a las empresas familiares. Así que espero que entiendas que generalice con la figura del padre.

Toda la vida has visto esa empresa desde dentro. Sabes cuáles son sus entresijos, conoces a las personas que trabajan en ella. Algunos son casi de la familia. Has trabajado con ellos, has sido su compañero y también su guía en algún momento. Tienes su respeto porque eres el “hijo del jefe” y ahora ha llegado el momento de dar el salto y de reemplazar a tu padre.

Te has estado preparando para este momento, porque sabías que ibas a ser el heredero y, por fin, ha llegado el punto en la vida en que tu predecesor decide dar un paso al lado y dejarte al cargo de todo por lo que ha luchado en su vida laboral. Es una gran responsabilidad. Lo sabes. Siempre lo has sabido. No quieres defraudar a nadie. Quieres estar a la altura de las circunstancias. Quieres que la persona que te ha pasado el testigo se sienta orgullosa de tu gestión, que se quede tranquila porque su bebé está en buenas manos. Y lo está. Seguro que sí. Pero ¿cuál es la realidad?

La realidad de la mayoría de las empresas familiares que cambian de generación es que la persona que se retira lo hace en teoría, pero en la práctica sigue estando al pie del cañón: visita las instalaciones con regularidad (si no a diario), revisa el trabajo sobre el terreno, quiere que le tengan en cuenta para tomar decisiones, ya sean importantes o no, etc. Vamos, que podríamos decir que sigue siendo el jefe y tú sigues siendo el hijo del jefe; el heredero que no acaba de heredar. Pero ese no era el trato, ¿verdad? ¿Qué está fallando?

El bebé (la empresa)

Ponte en su lugar por un momento. Probablemente él también heredó la empresa o, tal vez, la creó. Eso en realidad no importa demasiado. El caso es que a lo largo de su vida ha ido tomando decisiones importantes, ha cometido muchos errores, ha celebrado muchos logros y su bebé, ha ido evolucionando hasta ser la empresa que es hoy. Es una gesta que le ha tomado muchos años, casi una vida. Ha sacrificado mucho por estar como está ahora. Tu familia ha tenido lo que ha tenido porque esta persona ha hecho lo mejor de sí para conseguirlo. Muchas otras familias han podido formar parte de esta evolución. Algunas se fueron y otras siguen ahí. Pero, sin duda, lo que tu padre hizo en su momento repercutió en la vida de muchas personas. Es una responsabilidad que te está pasando.

Y no es que no confíe en ti. La cuestión es que cuando llevas tantos años con tanto peso sobre los hombros, te sientes incómodo cuando te lo quitan de golpe. No le puedes pedir que de un día para otro deje de hacer algo que lleva toda la vida haciendo. Además, ese rol le estaba proporcionando un estatus al que ahora debe renunciar. Ha sido su forma de vida durante muchísimos años. Dime: ¿cómo se renuncia a eso?

El heredero (tú)

Está bien. Sé que puedes ponerte en sus zapatos y entender lo que pueda sentir. Pero ¿y tú? Él también tendría que hacer este ejercicio, ¿no te parece? Pues tienes toda la razón. Pero las personas mayores tienden a pensar que la vida les ha enseñado todo lo que necesitan saber y que los jóvenes tenemos todavía mucho camino por andar. Y es cierto, no lo vamos a negar. Pero también es cierto que la sociedad avanza muy rápidamente y que los jóvenes de su época no son como los de la nuestra.

Nuestra generación viene muchísimo más preparada, con una mente llena de conocimientos teóricos que necesitamos poner en práctica para asegurarnos sobre la viabilidad de cada posibilidad. Los negocios de hace 50 años no son como los de ahora. Es necesario adaptarse al mercado y no que el mercado se adapte a nosotros. Eso hace años que se terminó y cuando llegan las crisis las primeras empresas en caer son precisamente las que no se saben adaptar. Tú, como heredero de nueva generación, podrás aportar muchas cosas a la empresa que tu padre ni se imagina.

La transición hacia el heredero

Cuando llega el momento de tomar las riendas de la empresa es necesario que te postules como nuevo líder. Tu padre se jubila, te cede el mandato y tú pasas a ser la cabeza visible de todo el trabajo que allí se realiza. No vas a poder evitar que tu predecesor deje de venir, pero tienes que reivindicar tu posición como líder. Habla con él. Pídele que realmente dé un paso al lado. Que si ve algo que cree que no va a funcionar, que te lo consulte, que te explique cuál es su punto de vista. Pero bajo ningún concepto que te descalifique, que se vuelva a postular como si estuviera por encima tuyo porque si lo hace, no vas a entender cuál es tu papel en la empresa.

Ten en cuenta que los trabajadores y colaboradores tienen que tener claro cuál es su referente corporativo, a quién tienen que dirigirse cuando tienen que hablar con la persona o personas que toman las decisiones. Si tu padre siempre está ahí, tú no pintarás nada o bien poco. Por lo que son aspectos que deberás hablar directamente con él e intentar que nunca se pierda el foco.

La transición no va a ser inmediata, os va a tomar un tiempo, pero es necesario hacer este esfuerzo para empezar a ver los resultados que realmente quieres ver.

La herecia

Cuando tu padre, finalmente, dé ese paso al lado te sentirás más libre y más líder. No sólo serás el heredero sino que, por fin, serás el líder que llevas tanto tiempo soñando. O por lo menos estarás un paso más cerca de serlo. Pero no tengas prisa porque llegue ese momento. Es un proceso duro para él y debes ser muy empático y paciente. Piensa que tiene que abandonar a su bebé y eso no es fácil, sin importar el carácter de cada uno.

Sin embargo, cuando ese momento llegue, tu padre podrá disfrutar de su jubilación y tú podrás liderar tu empresa con total libertad: haciendo los cambios que consideres oportunos, adaptando los procesos, abriendo nuevas líneas de negocio y suprimiendo aquellas que creas que ya no son necesarias.

¡Enhorabuena líder!

Sé que este tema puede resultar un poco espinoso porque no estamos hablando de negocios y ya, sino que entramos en temas mucho más personales como la familia. Pero no podemos ignorar esta realidad que existe y que representa un verdadero quebradero de cabeza para muchos empresarios que son herederos del negocio familiar y que se acaban sintiendo mal porque no saben gestionar esta transición. Por eso espero que si te encuentras en una situación similar, lo que has leído hoy te pueda ser de ayuda. Y si conoces a alguien en una situación así y crees que este artículo le puede dar un poco de luz, por favor compártelo con él o con ella.

La comunicación bidireccional y sus beneficios

La comunicación bidireccional y sus beneficios

¿Te suena eso de la comunicación bidireccional? Pues lo cierto es que cuando hablamos nos gusta que nos escuchen, ¿verdad? No importa el motivo… Puede que queramos contar algo extraordinario que nos haya pasado o que hayamos visto, que tengamos un problema y queramos desahogarnos o simplemente que se nos haya ocurrido algo que queramos comunicar. Pero, ¿qué pasa cuando nos toca escuchar? ¿Escuchamos con la misma intensidad con la que nos gustaría que nos escucharan a nosotros? Vamos… Sé sincero… Sabes que la respuesta es no o no siempre. ¿Y sabes por qué? Tanto si tu respuesta es sí como si es negativa, hoy te doy las claves.

Como te decía, cuando hablamos nos gusta que nos escuchen. Y lo cierto es que nos sentimos bastante molestos si no es así. Incluso dejamos de hablar si consideramos que no vale el esfuerzo insistir. ¿No te ha pasado alguna vez? Y dime, ¿cómo te sentiste?… Me lo puedo imaginar porque a mí también me ha pasado. El caso es que nacimos con dos orejas y una boca, porque se supone que debemos escuchar el doble de lo que hablamos, pero habrás podido comprobar que en la mayoría de los casos no es así.

Es más, es probable que tú seas de los pocos que escuchan, pero cuando te toca hablar seguro que no te cuesta encontrar ese punto en el que los demás desconectan y dejan de prestarte atención. ¿Te escuchan? Bueno, puede que sí, pero no cómo tú querrías y es posible que ya ni eso, que simplemente te estén oyendo hablar sin saber lo que dices. Y aquí entraríamos en el campo de la escucha activa, otro gran hito de la comunicación que hoy no vamos a abordar, pero que si te apetece que desarrolle más a fondo, no tienes más que pedírmelo en la caja de comentarios.

Si nos centramos en la comunicación bidireccional como concepto, entenderás que implica una doble dirección. Es decir que hables y que también escuches. Parece una obviedad, lo sé, pero por mucha teoría que sepamos, lo cierto es que a la hora de la práctica muchos ni se acuerdan de que tienen dos orejas por algo. Soy consciente de que no te he dicho nada que no sepas a estas alturas, pero quería asegurarme de que no quedaba ningún tipo de duda al respecto.

La comunicación bidireccional en la empresa

La comunicación es algo innato en el ser humano y la utilizamos constantemente: en el trabajo, en casa, en la calle, con nuestra pareja, con la familia, con clientes, con desconocidos,… con todo el mundo. Sin embargo, yo me voy a centrar en la comunicación corporativa interna y en la importancia que tiene que ésta sea bidireccional.

Cuando estás al frente de una empresa, sin entrar a valorar tu estilo de liderazgo, tienes que tomar la iniciativa y, por lo tanto, organizar y coordinar a cada uno de los miembros de tu equipo de trabajo. No se trata de específicamente mandar, pero sí de proporcionar indicaciones mínimas para que el trabajo salga adelante. ¿Estamos de acuerdo? En ese momento, serás el comunicador porque estarás dando esas indicaciones de las que hablábamos y, en teoría, los demás estarán escuchándote. Si has conseguido que la escucha sea activa, no habrá muchas dudas o errores. Si no lo has conseguido, desafortunadamente, enseguida te darás cuenta. Y no me enorgullece en absoluto decirte que en la mayoría de las empresas esto último es lo habitual. 

Pero ahora llega lo realmente importante, la segunda parte, cuando conseguimos que la comunicación sea bidireccional. ¿Adivinas en qué consiste? ¡Premio! Tiene lugar cuando te toca escuchar. Es decir, cada vez que cualquier miembro de tu equipo de trabajo te quiera decir algo. No importa que esté relacionado con la tarea que comentabas con ellos antes, sino cualquier cosa que te pueda decir. En ese momento es cuando debes recordar que tienes dos orejas y cerrar la boca. Escúchale sin interrumpirle (a no ser que haya dicho algo que no hayas entendido) y si requiere réplica, espérate al final para dársela.

Beneficios de la comunicación bidireccional

Ya sabes que yo me voy a centrar en el ámbito interno de la empresa, pero lo cierto es que la comunicación bidireccional te va a ser beneficiosa en cualquier ámbito de la vida. Porque cuando dejas de escucharte tanto a ti mismo y empiezas a prestar atención a los demás también notarás un cambio de actitud en ellos. Conseguirás que se sientan escuchados, atendidos e incluso especiales. Lo cierto es que no estamos acostumbrados a que nos escuchen con tanta atención y cuando encontramos a alguien que sí lo hace nos sentimos agradecidos. Este bienestar se refleja en nuestra actitud, en nuestra predisposición para hacer las cosas con mejor ánimo, en nuestro empeño por no defraudar a la persona que ha puesto su atención en nosotros.

Y eso sólo a nivel mental, porque luego está la parte más pragmática. Piensa que tú no eres omnipresente y, por lo tanto, no puedes estar en todas partes a la vez. No puedes saber todas las casuísticas que se producen dentro de tu empresa, por muy pequeña que ésta sea. Eso implica que si alguien te habla sobre algún problema que ha detectado, algún sonido extraño que hace la maquinaria o si te hacen alguna sugerencia de mejora; deberás escucharlos y valorar lo que te digan.

Puede que ese sonido raro que te han comentado que hace la máquina hoy no sea nada, que simplemente sea cuestión de engrasar un poco los engranajes. Pero si lo ignoras, tal vez, dentro de un tiempo (y seguramente cuando tengas más trabajo – ya sabes, la ley de Murphy), esa misma máquina dejará de funcionar como debería y sólo podrás lamentarte por no haber hecho algo antes. Recuerda que estabas avisado.

Te pongo otro ejemplo… Si alguien te comenta que la silla en la que se pasa sentado toda la jornada le provoca dolor de espalda, tienes dos opciones: ignorar la queja y que se apañe o buscar una solución para evitar que en poco tiempo ese malestar se convierta en una lesión y en una baja laboral. Y eso sin entrar en temas legales de prevención de riesgos y todas las consecuencias que podría acarrear ignorar el comentario…

Crea espacios de diálogo

Lo más importante de todo lo que te estoy diciendo hoy es que la comunicación dentro de tu empresa debería ser siempre bidireccional. Para ello puedes esperar a que se produzca de manera espontánea o puedes crear espacios de diálogo. Y no me refiero a una reunión de coordinación, que también, sino a que te conviertas en alguien cercano, que preguntes, que te preocupes… Que bajes del trono de hierro de vez en cuando y procures que todo está como debería estar. 

Ya te digo ahora que no todo el mundo se acercará a ti proactivamente para decirte que algo no funciona bien, que tiene un problema con algún compañero, que cree que se podría mejorar algo, etc. No todo el mundo tiene un carácter abierto, ni le gusta hablar con según quién ni de según qué cosas. Por ello te invito a que pienses en cómo podrías crear ese espacio de diálogo dentro de tu empresa.

Ahora mismo se me ocurre que podrías crear un buzón de sugerencias y quejas, por ejemplo. O hacer una encuesta. También podrías convocar reuniones periódicas en las que no entréis en temas relacionados con la coordinación ni ejecución, sino temas más triviales, pero que forman parte del día a día. También, como te he dicho antes, puedes simplemente invitarles a tomar un café y hablar un ratito. Un día con uno, otro día con otro… ¿sabes? Eso sólo lo puedes decidir tú en función a la morfología de tu empresa y la relación que mantienes con las personas que ahí trabajan.

Pero, básicamente, consiste en que, de vez en cuando, rompas la barrera de la jerarquía para dejar de hablar y empezar a escuchar. Estoy segura de que si lo haces, tu empresa crecerá casi sin que te des cuenta. Además, si eres un líder corporativo contemporáneo tienes que entender que la comunicación bidireccional en tu empresa va a ser una clave importantísima para despuntar y desmarcarte de tu competencia. ¿Por qué? Pues porque, como te he dicho antes, no es muy común encontrarte con personas que realmente te escuchen y cuanto más lo hagas más fácil te resultará hacerlo y esto también será una habilidad que podrás aplicar a tu vida personal, por supuesto, pero también cuando trates con tus clientes, proveedores y cualquier otra persona.

¿Habías considerado alguna vez este tema como relevante dentro del entorno corporativo? Después del artículo de hoy, ¿ha cambiado tu percepción al respecto? ¿Por qué no me lo cuentas en los comentarios? Estoy deseando leer qué me cuentas.