fbpx
Seleccionar página
Ambiente tóxico 3: ¿y si el tóxico eres tú?

Ambiente tóxico 3: ¿y si el tóxico eres tú?

¿Percibes cierto ambiente tóxico en tu empresa? ¿Estás preocupado porque notas que las cosas no van bien? ¿Crees que hay alguien en la empresa que se dedica a ponerte palos en las ruedas y que absolutamente todas las cosas sean tremendamente difíciles de conseguir? ¿Tienes la sensación de que las personas que trabajan contigo conspiran en secreto contra ti?

¡Menudo marrón! Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, quédate hoy conmigo porque vamos a abordar un tema un poco peliagudo. Hoy vamos a volver a tocar el tema del ambiente tóxico. Ya lo habíamos abordado antes, pero en vistas de algunas dudas que me habéis hecho llegar, creo que ha llegado el momento de hablar en plata. Te aviso que lo de hoy va a ser duro, pero si estás aquí, supongo que ya estás acostumbrado.

Un kamikaze, al menos aquí en España, es una persona que conduce en contra dirección y expone su vida y la del resto de personas que estén transitando la vía en ese momento. Algunos de ellos lo hacen de manera consciente. Otros por accidente, porque simplemente se han equivocado. Pero también existen aquellos que no se han dado cuenta del error y creen que el resto del mundo está intentando boicotearles.

Ya ves que es cuestión de perspectiva y esto se podría aplicar a cualquier ámbito.

Cómo saber si el kamikaze eres tú

En el caso de la carretera parece más evidente, porque si todo el mundo va “en contra dirección” menos tú, tendría que darte pie a pensar que tal vez seas tú el que no lo está haciendo bien. 

En las relaciones con personas, la cosa se complica. Pero, oye, tampoco tanto. Piensa en las relaciones de pareja, por ejemplo: si has pasado por varias y ves que todas te dejan, que no eres tú quién decide acabar con la relación, tal vez sea lícito empezar a pensar que algo no está bien contigo, que algo falla cuando quieres entablar una relación seria. Podría darse el caso, claro, pero dudo mucho que tantas personas maravillosas, aquellas que tú mismo elegiste en su día, hayan decidido dejarte porque no estaban a la altura.

En la empresa podríamos usar el mismo símil. Si contratas a personas con mucho potencial, pero antes o después acaban yéndose, deberías hacer la reflexión de si el motivo de su marcha eres tú.

Lo sé, no es fácil hacer una autocrítica así, pero es necesario que te lo plantees como una posibilidad porque si lo haces, serás capaz de tomar acción para evitar que siga sucediendo.

“Vale, soy el kamikaze. ¿Y ahora qué?”

Como se suele decir, el primer paso es admitirlo. Y te aseguro que es el más importante. ¿El siguiente? Tomar acción para erradicar ese ambiente tóxico.

Lo cierto es que no es necesario que desaparezcas del panorama corporativo para procurar que las cosas se suavicen. De hecho, no creo ni que sea una buena solución en absoluto. Lo primero que debes hacer es analizar cuáles son tus prioridades. Cuáles son los valores de la empresa. Cuál es la misión y la visión, el motivo y el objetivo por el que creaste este proyecto. Aunque lo tengas claro, escribe todo esto en un papel. Recuérdate a ti mismo por qué estás ahí cada día, qué es lo que te mueve. Ponte ese documento en un lugar que puedas verlo. 

Ese orden de prioridades es tuyo y no pienso juzgarlo, pero tienes que tener en cuenta que si las personas que están a tu lado no lo comparten; si no defienden los mismos valores que tú, si no entienden cuál es la misión y visión de la empresa, muy probablemente no te vean como un buen líder, no comprendan su papel en todo el entramado y acaben por irse. De hecho, te aconsejo que cuando vayas a hacer una nueva contratación tengas en cuenta las claves que te facilito en este artículo, porque te van a ahorrar muchos disgustos en este sentido.

En el momento en que te rodees de las personas que entiendan todo eso, que le vean un sentido a las cosas que haces y en cómo lo haces, en el por qué de lo que sucede dentro de la empresa; empezarás a ver cómo esa sensación amarga del ambiente tóxico se disipa. 

¿Magia? ¡En absoluto! Ya te he dicho que no voy a entrar a juzgar tu orden de prioridades porque en realidad no importa. Sea cual sea, siempre encontrarás gente que las comparta parcial o completamente y éstas son las personas que deberás tener a tu lado para tirar adelante con el proyecto. 

El kamikaze del ambiente tóxico

Es complicado admitir que el problema que tantos dolores de cabeza te ha dado lo estás provocando tú mismo. Es un golpe bajo, lo sé. Pero, de verdad, párate a pensar si eres un kamikaze inconsciente o no. Si es así, toma conciencia y redirige tu rumbo. No puede ser normal que tanta gente esté equivocada, ¿no crees? Al fin y al cabo, nadie nace enseñado y tenemos que ser lo suficientemente humildes como para aceptar que podemos errar y que, de hecho, lo hacemos constantemente. 

Venga, va, ya no te aprieto más las tuercas y, por hoy, lo vamos a dejar aquí. Pero quiero que sepas que eres un valiente y que me siento profundamente orgullosa de ti, porque dice mucho del tipo de persona que eres el hecho de haber llegado hasta el final.

El heredero que sólo es una marioneta de su predecesor

El heredero que sólo es una marioneta de su predecesor

Ser el heredero de una empresa es un proceso complejo y muchas veces no nos sacamos a nuestro predecesor ni con agua caliente. ¿Te suena? ¿Tus padres son empresarios y esperan que heredes su negocio? ¿Te has criado en esa empresa y conoces a todo el mundo? ¿Has heredado ya la empresa pero sólo eres el líder corporativo sobre el papel? Si te sientes identificado con estas preguntas, estoy segura de que el artículo de hoy te va a resultar muy interesante.

Hoy vamos a ver cuál es el papel de ese heredero, de ese líder que realmente no pinta nada en su propia empresa porque el fundador o predecesor nunca llegó a irse.

Por cierto, antes de continuar quiero aclarar una cosa: verás que siempre hago referencia al padre como empresario, pero en realidad es para referirme al empresario que cede la compañía, ya sea la madre o cualquier otro familiar. En todo momento, hago referencia a las empresas familiares. Así que espero que entiendas que generalice con la figura del padre.

Toda la vida has visto esa empresa desde dentro. Sabes cuáles son sus entresijos, conoces a las personas que trabajan en ella. Algunos son casi de la familia. Has trabajado con ellos, has sido su compañero y también su guía en algún momento. Tienes su respeto porque eres el “hijo del jefe” y ahora ha llegado el momento de dar el salto y de reemplazar a tu padre.

Te has estado preparando para este momento, porque sabías que ibas a ser el heredero y, por fin, ha llegado el punto en la vida en que tu predecesor decide dar un paso al lado y dejarte al cargo de todo por lo que ha luchado en su vida laboral. Es una gran responsabilidad. Lo sabes. Siempre lo has sabido. No quieres defraudar a nadie. Quieres estar a la altura de las circunstancias. Quieres que la persona que te ha pasado el testigo se sienta orgullosa de tu gestión, que se quede tranquila porque su bebé está en buenas manos. Y lo está. Seguro que sí. Pero ¿cuál es la realidad?

La realidad de la mayoría de las empresas familiares que cambian de generación es que la persona que se retira lo hace en teoría, pero en la práctica sigue estando al pie del cañón: visita las instalaciones con regularidad (si no a diario), revisa el trabajo sobre el terreno, quiere que le tengan en cuenta para tomar decisiones, ya sean importantes o no, etc. Vamos, que podríamos decir que sigue siendo el jefe y tú sigues siendo el hijo del jefe; el heredero que no acaba de heredar. Pero ese no era el trato, ¿verdad? ¿Qué está fallando?

El bebé (la empresa)

Ponte en su lugar por un momento. Probablemente él también heredó la empresa o, tal vez, la creó. Eso en realidad no importa demasiado. El caso es que a lo largo de su vida ha ido tomando decisiones importantes, ha cometido muchos errores, ha celebrado muchos logros y su bebé, ha ido evolucionando hasta ser la empresa que es hoy. Es una gesta que le ha tomado muchos años, casi una vida. Ha sacrificado mucho por estar como está ahora. Tu familia ha tenido lo que ha tenido porque esta persona ha hecho lo mejor de sí para conseguirlo. Muchas otras familias han podido formar parte de esta evolución. Algunas se fueron y otras siguen ahí. Pero, sin duda, lo que tu padre hizo en su momento repercutió en la vida de muchas personas. Es una responsabilidad que te está pasando.

Y no es que no confíe en ti. La cuestión es que cuando llevas tantos años con tanto peso sobre los hombros, te sientes incómodo cuando te lo quitan de golpe. No le puedes pedir que de un día para otro deje de hacer algo que lleva toda la vida haciendo. Además, ese rol le estaba proporcionando un estatus al que ahora debe renunciar. Ha sido su forma de vida durante muchísimos años. Dime: ¿cómo se renuncia a eso?

El heredero (tú)

Está bien. Sé que puedes ponerte en sus zapatos y entender lo que pueda sentir. Pero ¿y tú? Él también tendría que hacer este ejercicio, ¿no te parece? Pues tienes toda la razón. Pero las personas mayores tienden a pensar que la vida les ha enseñado todo lo que necesitan saber y que los jóvenes tenemos todavía mucho camino por andar. Y es cierto, no lo vamos a negar. Pero también es cierto que la sociedad avanza muy rápidamente y que los jóvenes de su época no son como los de la nuestra.

Nuestra generación viene muchísimo más preparada, con una mente llena de conocimientos teóricos que necesitamos poner en práctica para asegurarnos sobre la viabilidad de cada posibilidad. Los negocios de hace 50 años no son como los de ahora. Es necesario adaptarse al mercado y no que el mercado se adapte a nosotros. Eso hace años que se terminó y cuando llegan las crisis las primeras empresas en caer son precisamente las que no se saben adaptar. Tú, como heredero de nueva generación, podrás aportar muchas cosas a la empresa que tu padre ni se imagina.

La transición hacia el heredero

Cuando llega el momento de tomar las riendas de la empresa es necesario que te postules como nuevo líder. Tu padre se jubila, te cede el mandato y tú pasas a ser la cabeza visible de todo el trabajo que allí se realiza. No vas a poder evitar que tu predecesor deje de venir, pero tienes que reivindicar tu posición como líder. Habla con él. Pídele que realmente dé un paso al lado. Que si ve algo que cree que no va a funcionar, que te lo consulte, que te explique cuál es su punto de vista. Pero bajo ningún concepto que te descalifique, que se vuelva a postular como si estuviera por encima tuyo porque si lo hace, no vas a entender cuál es tu papel en la empresa.

Ten en cuenta que los trabajadores y colaboradores tienen que tener claro cuál es su referente corporativo, a quién tienen que dirigirse cuando tienen que hablar con la persona o personas que toman las decisiones. Si tu padre siempre está ahí, tú no pintarás nada o bien poco. Por lo que son aspectos que deberás hablar directamente con él e intentar que nunca se pierda el foco.

La transición no va a ser inmediata, os va a tomar un tiempo, pero es necesario hacer este esfuerzo para empezar a ver los resultados que realmente quieres ver.

La herecia

Cuando tu padre, finalmente, dé ese paso al lado te sentirás más libre y más líder. No sólo serás el heredero sino que, por fin, serás el líder que llevas tanto tiempo soñando. O por lo menos estarás un paso más cerca de serlo. Pero no tengas prisa porque llegue ese momento. Es un proceso duro para él y debes ser muy empático y paciente. Piensa que tiene que abandonar a su bebé y eso no es fácil, sin importar el carácter de cada uno.

Sin embargo, cuando ese momento llegue, tu padre podrá disfrutar de su jubilación y tú podrás liderar tu empresa con total libertad: haciendo los cambios que consideres oportunos, adaptando los procesos, abriendo nuevas líneas de negocio y suprimiendo aquellas que creas que ya no son necesarias.

¡Enhorabuena líder!

Sé que este tema puede resultar un poco espinoso porque no estamos hablando de negocios y ya, sino que entramos en temas mucho más personales como la familia. Pero no podemos ignorar esta realidad que existe y que representa un verdadero quebradero de cabeza para muchos empresarios que son herederos del negocio familiar y que se acaban sintiendo mal porque no saben gestionar esta transición. Por eso espero que si te encuentras en una situación similar, lo que has leído hoy te pueda ser de ayuda. Y si conoces a alguien en una situación así y crees que este artículo le puede dar un poco de luz, por favor compártelo con él o con ella.

5 Errores de las PYMES que las llevan al cierre

5 Errores de las PYMES que las llevan al cierre

Los errores de las PYMES suelen ser la consecuencia de la inexperiencia y, sobre todo, de la falta de conocimiento empresarial. De hecho, existe una estadística fatídica que defiende que el 90% de las PYMES de nueva creación desaparecen en sus primeros 5 años y que de éstas más del 70% lo hace a lo largo de sus dos primeros años de vida. Puede que todos estos números ahora mismo no sean más que eso para ti: números. Pero estamos hablando de miles y miles de proyectos que no acaban de florecer, aunque puedan ser brillantes. ¿Nunca te has parado a pensar por qué?

https://youtu.be/-G9Rw0vsS6U

Cerrar una empresa incluye varios aspectos negativos entre los que podría destacar el endeudamiento como tema estrella, pero en el que también existe una carga emocional muy importante. Me refiero a la gran cantidad de frustración que conlleva, los sueños rotos y demás sentimientos negativos que pueden repercutir seriamente en la salud mental de una persona. A la persona que emprendió en su momento y los que le rodean, tanto a nivel personal como profesional. 

Ya ves que no es un tema para tomarse a risa y si no quieres que esto te pase a ti, debes tener algo en cuenta que todas ellas tienen en común: sus errores. Conociéndolos esos errores de las PYMES tendrás más herramientas para tomar decisiones más acertadas y evitar sumarte a las estadísticas con las que empezábamos. Así que hoy te voy a presentar 5 de ellos para ir abriendo boca, pero ya te adelanto que hay más que se repiten una y otra vez y que son tan relevantes como estos o incluso más; según tus características y las de tu negocio.

1. Pensar a corto plazo

¿Tienes la sensación de que se te pasa el día y no te ha dado tiempo a hacer ni la mitad de lo que tenías planeado? ¿Se te pasan las semanas y te parece que siempre haces lo mismo, que no avanzas? Vaya, me parece que estás en esa espiral cortoplacista que tanto nos ahoga cuando empezamos con nuestro proyecto. Es uno de los grandes errores que cometen las PYMES. Vamos que ejecutas de hoy para mañana y sin una proyección a más largo plazo de una semana. O dos… El tema es que debes marcarte objetivos y procurar que todas las acciones que realizas al cabo del día te lleven a conseguirlos. Si no, hay algo que no estás haciendo bien y ya sabes cómo puede terminar esto…

2. Errores en comunicación

La mayoría de empresas empiezan con un socio o como empresario autónomo. Pero, en cuanto el volumen de trabajo empieza a subir nos vemos obligados a delegar historias como la administración, el marketing, las redes sociales, etc. Y aún así el tiempo se te come, como hemos hablado antes. Así que súmale a eso la coordinación que debe existir en un equipo de trabajo que se dedique a tirar adelante con la empresa. Aunque sea un equipo externo la coordinación es necesaria, pero la gran mayoría de nuevos empresarios delegan estas historias y se desentienden. O sólo se interesan cuando quieren realizar una campaña de marketing, surge un problema con el fisco o cualquier otra historia que fuerce la comunicación. Pero ¿dónde queda la comunicación estratégica? ¿En qué lugar quedan los objetivos? Piensa en ello…

3. Liderazgo inadecuado

No te estoy diciendo de buenas a primeras que seas un mal líder, pero tienes que tener en cuenta que no puedes estar en todas partes ni tampoco tienes que saberlo todo. Lo siento, no eres Dios, por mucho que te pese y teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado hasta ahora, supongo que entenderás que debes estar al frente de un equipo de trabajo. Eso implica que lideres un equipo de personas, pero no necesariamente quiere decir que lo seas de manera innata. Un liderazgo inadecuado es, en gran medida, un cáncer. Es uno de los mayores males que puede tener una empresa y casi en el 100% de los casos acaba con el cierre de la compañía. Pero tengo buenas noticias: el liderazgo es algo que se puede aprender. Precisamente este es uno de los motivos por los que abrí este canal…

4. Descontrol de los recursos

Esto te puede parecer una tontería, pero la verdad es que es uno de los grandes errores que las PYMES de nueva creación y las que no son tan nuevas cometen continuamente y sin darse cuenta. Derivado de la falta de tiempo solemos centrarnos en las tareas diarias, en la ejecución y en la atención al cliente entre otras cosas. Pero a muchos de los nuevos empresarios (y también a los no tan nuevos) se les escapa el control de estoc, el control de las finanzas, la inversión de tiempo y, en definitiva, el control de todos los recursos de los que depende tu empresa. No se trata de saber cuánto facturas y ya está, sino de cuánto margen de beneficio tienes y de saber si las acciones que llevas a cabo te salen a cuenta. Bueno, en realidad podríamos hablar largo y tendido sobre este tema, pero hoy no.

5. No escuchar al cliente

Parece algo obvio, ¿no? Al fin y al cabo, las empresas existimos para solucionar problemas. O sea que para poder proponer soluciones adecuadas es necesario escuchar cuál es el problema. Creo que no te estoy diciendo nada que no sepas, pero mira a tu alrededor; mírate a ti mismo y dime: ¿qué tal es tu producto o servicio? Seguro que me dirás que es estupendo, maravilloso, lo mejor que vas a encontrar en el mercado. Lo sé. La cuestión es, ¿qué opina tu cliente? ¿Le soluciona ese problema que tiene? Si no estás escuchando lo que el mercado demanda y te centras en mejorar tu producto o servicio sin tener esto en cuenta, las estadísticas de hoy te van a recibir con los brazos abiertos.

Datos sobre el estrés en el trabajo

Datos sobre el estrés en el trabajo

Como sé que hay algunos de vosotros que sois amantes de los KPI’s, de las estadísticas y de los datos en general hoy te traigo un vídeo especial en el que te aportaré datos reales sobre el estrés en el ambiente de trabajo.

No sé en qué estado se encontrará tu empresa a día de hoy. No tengo ni idea de las condiciones en las que trabajáis ni cuál es el ambiente de trabajo que tenéis. Pero si eres empresario, sin importar todo lo anterior seguro que hay algo que te preocupa: ganar dinero. Y no me lo niegues porque, independientemente de tu concepción sobre éste, sabes que necesitas el dinero para pagar nóminas, comprar maquinaria, invertir en nuevos proyectos, etc. Y eso sin tener en cuenta tus necesidades personales, claro. Así que si tu empresa no genera beneficios está abocada al cierre. ¿Estamos de acuerdo? 

Bien, pues partiendo de esta premisa quiero presentarte algunos datos para que los analicemos juntos.

“El 71% de los españoles reconoce sufrir de estrés”

Supongo que este dato no es ninguna sorpresa para ti, ¿verdad? Es bastante probable que hasta tú padezcas de estrés. Y no te quedes sólo con el número… Estamos hablando de 7 de cada 10 personas y eso es una pasada. Pero veamos algo más concreto…

Según una encuesta del diario EXPANSIÓN, casi 9 de cada 10 personas se refiere a su trabajo como un “ambiente deprimente” que les lleva a tener menos productividad.

Y ahí tenemos uno de los grandes problemas. Porque al fin y al cabo la gestión del estrés es un tema muy personal. Antes hablábamos de un 70% que sufre de estrés laboral. ¿Y el resto?¿Por qué existe un 30% de personas a las que dicha presión no les genera estrés? Pues precisamente porque deciden gestionar la presión del entorno laboral desde una perspectiva distinta. Y eso está fuera de tu alcance. Al menos a priori… Pero date cuenta que el titular se refiere a un ambiente de trabajo deprimente.

¿Crees que en este punto y como líder corporativo no puedes hacer nada? De hecho, está en tu mano cambiar eso. Nunca llueve a gusto de todos, pero cuando el sentimiento deprimente se generaliza es el momento de parar y reflexionar sobre el tema. ¿Qué les hace sentir mal? ¿Cuáles son los elementos que pueden verse modificados para mejorar esa percepción? ¿Qué movimientos de personal pueden ser beneficiosos para el conjunto corporativo? Yo no lo sé. Eso sólo lo puedes saber tú: observando y preguntando. Y no te lo tomes a risa que, según este dato, es la opinión de 9 de cada 10 personas. ¡Cuidado! Además, la coletilla dice que este tipo de ambiente provoca que haya menos productividad. Si tienes un 90% de gente menos productiva, ¿cuánto dinero estás perdiendo? 

España es el país Europeo con más estrés laboral

Sí. Así como lo oyes. También te digo que es el país Europeo en el que más horas a la semana se trabaja. Y está demostrado científicamente que no por trabajar más horas se consigue una mayor productividad. Pero se ve que en este país aún nos queda mucho camino por andar. Sin embargo, tenemos un caso que creo que merece la pena ser analizado en este contexto. Es cierto que la pandemia actual nos ha traído muchas desgracias a nivel mundial, pero también ha habido alguna que otra cosa buena.

En concreto, me refiero al teletrabajo impuesto a causa de la situación epidemiológica. Esta situación tan excepcional ha obligado a imponerlo de manera bastante contundente en nuestro país. Hace escasamente un año nos parecía que era una práctica que aún estaba a años luz y hoy se está debatiendo cómo regularizarla para que exista un marco legal que la ampare. El futuro ya está aquí y ha llegado para quedarse. ¿Se te ocurre otro cambio transgresor para mejorar el ambiente de trabajo y reducir el estrés laboral? ¿Te atreves a ser el pionero? ¿Para cuándo la jornada laboral de 6 horas? (guiño)

Los empleados con estrés son un 60% menos productivos

Y aquí llega el kit de la cuestión. ¡Un 60% menos productivos! Eso es menos de la mitad de lo que deberían… ¿En serio? Que estamos hablando de más del 70% de la población española!! ¿No te parece que cada uno de nosotros debería mirar hacia sí mismo y ver qué es lo que estamos haciendo mal como empresarios? Yo, como defensora de la felicidad en el trabajo y del equilibrio entre vida personal y laboral, opino que todos los líderes corporativos deberíamos considerar nuestra empresa como un éxito cuando consigamos personas en nuestro equipo que vengan cada día con una sonrisa en la cara.

El tema es que no perciban los lunes como el día más pesado de la semana. Trabajar tendría que ser algo placentero y no una carga o un castigo. Una especie de penitencia que debemos pagar para recibir una compensación económica a final de mes. Piensa que cualquier trabajador pasa un tercio de su día en tu empresa. ¡Un tercio! No es media vida, pero es mucho tiempo. Así que qué prefieres: tenerlos contentos y motivados o deprimidos y estresados?

El 60% de las bajas laborales en Europa son por estrés relacionado con el trabajo

Ya ves que el estrés no es “made in Spain” ni tampoco algo exclusivo de nuestro país, aunque sí somos el que tiene el índice más elevado del continente. Como ves, esta estadística es a nivel europeo, por lo que parece que también es un mal que afecta a nuestros vecinos. En este caso, quiero destacar lo que creo que es más preocupante del dato y es que es un mal que incluso propicia bajas laborales. Al final, eso se traduce de nuevo en pérdidas económicas. Porque si la baja es muy larga, tendrás que buscar una alternativa. ¿Una nueva contratación? ¿Un despido? ¿Aumentar la carga de trabajo en el resto del personal? No lo sé, la elección es tuya. Tú sabrás qué te conviene más, pero si no eliminas el estrés o mejoras de alguna manera el ambiente laboral, pronto caerá alguien más y tendrás que volver a tomar decisiones difíciles. 

Sé que el tema de hoy ha sido un poco duro y ya sabes que, lamentablemente, la realidad siempre supera a la ficción. Además, estos datos son reales, no me los he inventado yo. Sólo tienes que hacer una búsqueda en Google y tú mismo los verás. Desafortunadamente, las estadísticas son éstas y si eres uno de los pocos valientes que decide afrontar la cruda realidad para entenderla y cambiarla, espero que esto de hoy haya sido un revulsivo para ti. Al fin y al cabo, como empresarios, si algo no nos gusta, está en nuestras manos el poder cambiarlo.

¿Te gustaría reducir la tasa de estrés en tu empresa?

¿Me permites un consejo? Una manera de hacerlo es proporcionando un equilibrio entre trabajo y bienestar emocional. ¿Sabes cómo? A través del salario emocional. Se trata de una herramienta muy efectiva para reducir el estrés y aumentar la motivación. Si no sabes lo que es, te recomiendo que lo descubras aquí. Y si ya sabes a lo que me refiero pero no tienes muy claro cómo aplicarlo a tu empresa, aquí podrás descargarte una infografía que te ayudará en tu toma de decisiones.

El silencio, el aliado perfecto para generar situaciones de crisis

El silencio, el aliado perfecto para generar situaciones de crisis

¿Eres de los que cree que el silencio no comunica nada? En ese caso, no dejes de leer este artículo. Ten en cuenta que en comunicación tenemos que tener en cuenta lo que se dice, cómo se dice, a quién se le dice, a través de qué medio y también lo que no se dice, entre otras cosas. No obstante muchas veces olvidamos los silencios como herramientas de comunicación. En el artículo de hoy vamos a ver qué papel juegan, cómo manejarlos a nuestro favor y por qué deberías controlarlos, sobre todo, en momentos de crisis.

“Quien calla otorga”

¿Quién no ha oído este famoso dicho? Y cuánta razón tiene. Me viene a la cabeza la típica situación en la que te hacen una pregunta comprometida a la que no quieres mentir pero que a la vez no quieres decir la verdad; entonces callas. Aparece un momento de silencio y este detalle comunica. De alguna manera le estás dando información a tu interlocutor que éste interpreta. La pregunta sería ¿le estás dando la información que quieres transmitirle? 

En este mundo en el que la información fluye, y muchas veces sin control, se trabajan muy bien los procesos comunicativos para conseguir que sean efectivos. Pero en ocasiones nos olvidamos de la segunda fase de la comunicación, del papel que juega el receptor, de cómo recibe el mensaje y, sobre todo, de cómo lo interpreta. ¿Podemos controlar eso? En cierto modo sí, pero requiere trabajo y también que adquiramos de vez en cuando el papel del receptor. Porque la comunicación, para que realmente sea efectiva, debe ser bidireccional y las personas que se intercambien mensajes también deben alternar sus roles. Dicho así, parece algo muy técnico, pero en realidad no es nada más natural que el arte de la conversación.

Comunicando en momentos difíciles

A pesar de que en este artículo nos vamos a referir siempre a problemas y a crisis a nivel interno. Lo cierto es que cuando llega una crisis a nuestra empresa (sin importar el origen) lo primero que nos suele preocupar es el punto hasta el cual se podría ver dañada nuestra imagen corporativa, cuán mermada se verá la reputación de nuestra empresa. Porque es importante, ya que de ello seguramente dependa la confianza de gran cantidad de nuestros clientes actuales y futuros, la calidad de la relación con nuestros proveedores, la reputación y el posicionamiento que tengamos en función a nuestra competencia, etc. No es moco de pavo y por ello es fundamental estar preparados antes de que se produzca una situación tan grave. Pero ese es otro tema del que hoy no vamos a hablar. 

Volviendo a lo nuestro, cuando llega una situación de crisis es imperativo que la comunicación interna esté tan saneada como sea posible. Todos los integrantes de nuestra empresa deben articular el mismo discurso y transmitir el mismo mensaje. Y es así: simple y llano. Porque callar ante una situación adversa proporciona información que se escapa a nuestro control y puede dar rienda suelta a conclusiones muy desfavorables para nosotros que no harán más que agravar una situación ya de por sí espinosa.

El silencio en comunicación interna

Por suerte, antes de que llegue la hecatombe podemos fijarnos en pequeños indicadores que nos estarán dando pistas de lo que está por venir. ¿Qué tipo de detalles? Pues existen varios, tales como rumores, la formación de corrillos, el encontrarnos cada vez más en situaciones incómodas con los trabajadores, … Aquello que notamos que algo huele mal pero no sabemos exactamente a qué ni de dónde sale el tufo. 

La comunicación interna sana es la única solución posible. Se trata de dejar de hablar para empezar a escuchar. Y no sólo eso, sino también estaría bien tener en cuenta lo que se nos dice. ¿Quién va a conocer mejor nuestra empresa que aquellos que hacen que funcione cada día? Tal vez escuchándoles mejoremos muchas cosas que a nosotros se nos escapan, ya sea porque no tenemos el conocimiento técnico o porque simplemente no llegamos a todo.

El problema aparece cuando estos indicadores no se tienen en cuenta y la bola de nieve empieza a crecer. Entonces, podríamos decir que habríamos llegado al nivel 2 de tensión en la que los trabajadores ya empiezan a necesitar respuestas sobre un problema en concreto. ¿Cuál crees que será el papel que jugará el silencio llegados a este punto? 

Pongamos un ejemplo práctico:

Imagina que quieres abrir una nueva línea de negocio (buenas noticias) y que, por el motivo que sea, decides no comunicarlo a los trabajadores. Sin embargo, tú tienes multitud de reuniones con asesores externos y técnicos ajenos a la empresa. Por lo tanto, éstos no paran de entrar y salir de tu despacho y se pasean por tus instalaciones para valorar la viabilidad de ese nuevo proyecto.

En este punto no hay crisis ni tampoco previsión de que la haya, sino al contrario. Pero, tus empleados sólo ven gente que no conocen que entra y sale, que les hacen preguntas y que se pasean por allí analizándolo todo. ¿Qué pueden pensar? No han recibido ningún mensaje de la dirección, no saben qué está pasando y, como has considerado que no era importante porque aún no sabes con seguridad si implementarás esa nueva vía o no, prefieres no dar explicaciones.

La mente humana tiende de manera natural a llenar los huecos con información. Y si no se la has proporcionado tú, tarde o temprano, empezarán los rumores, las presunciones y las falsas creencias. Empezarán a atar cabos y siempre tenderán a pensar mal. ¿No crees que, dada la situación, podrían estar pensando que vas a vender la empresa?

Imagínatelo por un momento, ponte en su lugar. Como trabajador, tampoco tienes muchos datos para valorar la situación. Si no pones fin a esto, llegaremos al nivel 2 de tensión. Ello implica que empezarán a temer que puedan perder su trabajo, que su estabilidad económica se empiece a tambalear, que se desmotiven y dejen de poner empeño en sus labores, … Y todo ello puede desembocar fácilmente en una crisis que no tardará en llegar a la esfera externa; esos rumores llegarán a oídos de tus clientes, de tus proveedores y también de tu competencia.

Tal vez no te importe. Al fin y al cabo, tú simplemente estás estudiando abrir una nueva vía de negocio. Pero ese silencio que has decidido mantener seguramente empañará el lanzamiento de esa novedad. 

¿Podrías haberlo evitado? Sin duda. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, pasando un comunicado interno en el que normalizaras la aparición de toda esta gente ajena a la empresa. Dando las explicaciones que considerases pertinentes, con más o menos detalles, pero dándolas.

Cómo controlar el silencio en comunicación interna

Parece obvio, ¿no? El silencio se tapa con un mensaje y si quieres anular todos sus efectos adversos tiene que ser acertado. De hecho, tiene que tener en cuenta al receptor, el léxico que requiere, el momento en el que se produce, el canal a través del cual se transmite y tiene que ser lo suficientemente claro como para no dar lugar a dudas y, si las hubiera, tener la opción de escucharlas y atenderlas.

El silencio es el gran aliado de las crisis corporativas porque da rienda suelta a la imaginación humana y las versiones que puedan aparecer de una pregunta sin respuesta pueden ser infinitas. Si no quieres dar pie a situaciones como la que te hemos descrito hoy, rellena esos huecos de silencio con información veraz para evitar suposiciones, rumores u otras acciones que den paso a una crisis corporativa. Y si tienes la mala suerte de encontrarte en una en estos momentos, créeme, el silencio es tu peor aliado.

El silencio, el aliado perfecto para generar una situación de crisis

El silencio, el aliado perfecto para generar una situación de crisis

En comunicación tenemos que tener en cuenta lo que se dice, cómo se dice, a quién se le dice, a través de qué medio y también lo que NO se dice: el silencio. Y es que muchas veces olvidamos que son herramientas de comunicación ya que van cargados de información a pesar de que la intención sea usarlos para no transmitir nada. 

Como habrás podido adivinar, hoy vamos a ver qué papel juega el silencio en los procesos comunicativos, cómo manejarlo a nuestro favor y por qué deberías controlarlo, sobre todo, en momentos de crisis.

Silencio.“Quien calla, otorga

¿Quién no ha oído este famoso dicho? Y cuánta razón tiene. Me viene a la cabeza la típica situación en la que te hacen una pregunta comprometida a la que no quieres mentir pero que a la vez no quieres decir la verdad; entonces callas. Aparece un momento de silencio. Aquello de que “ha pasado un ángel”. No has dicho nada, pero has comunicado algo. No ha sido tu intención pero has facilitado información a tu interlocutor que éste interpretará según le parezca. La pregunta sería ¿le estás dando la información que quieres transmitirle? Seguramente no.

En este mundo en el que la información fluye, y muchas veces lo hace sin control, se trabajan muy bien los procesos comunicativos para conseguir que la comunicación sea efectiva. Pero en ocasiones nos olvidamos de la segunda fase de la comunicación, del papel que juega el receptor, de cómo recibe el mensaje y, sobre todo, de cómo lo interpreta.

¿Podemos controlar eso? En cierto modo sí, pero requiere trabajo y también que adquiramos de vez en cuando el papel del receptor. Porque la comunicación, para que realmente sea efectiva, debe ser bidireccional y las personas que se intercambien mensajes también deben alternar sus roles.

Dicho así, parece algo muy técnico, pero en realidad no es nada más natural y sencillo que el arte de la conversación.

El silencio en comunicación interna

Creo que la mejor manera de ilustrar el efecto del silencio en una empresa es poniendo un ejemplo práctico, ¿no te parece?

Pues bien, imagina que quieres abrir una nueva línea de negocio (buenas noticias) y que decides no comunicárselo a los trabajadores. Sin embargo, tú tienes multitud de reuniones con asesores externos y técnicos ajenos a la empresa que no paran de entrar y salir de tu despacho y que se pasean por tus instalaciones para valorar la viabilidad de ese nuevo proyecto. En este punto no hay crisis ni tampoco previsión de que la haya, sino al contrario. Pero, tus empleados sólo ven gente que no conocen que entra y sale continuamente, que les hace preguntas y que se pasea por allí analizándolo todo. ¿Qué pueden pensar? 

No han recibido ningún mensaje de la dirección. No saben qué está pasando. Y, como has considerado que no era importante porque aún no sabes con seguridad si implementarás esa nueva vía o no, prefieres no dar explicaciones. La mente humana tiende de manera natural a llenar los huecos con información. Así que si no se la has proporcionado tú, tarde o temprano, empezarán los rumores, las presunciones y las falsas creencias. Atarán cabos. Y no creas que sin información no podrán hacerlo, porque te estarás engañando a ti mismo. No dudes ni por un momento que si no tienen la información, deducirán cuáles son las respuestas a sus preguntas, acabarán por asimilarlas como válidas y muy probablemente toda esa información no tenga nada que ver con la realidad del momento.

En este caso en concreto, ¿no crees que, dada la situación, podrían estar pensando que vas a vender la empresa, por ejemplo? Imagínatelo, ponte en su lugar. Como trabajador, tampoco tienes muchos datos para valorar lo que está pasando, ¿no te parece?. El caso es que si no pones fin a esto llegaremos al nivel 2 de tensión en el que empezarán a temer que puedan perder su trabajo, que su estabilidad económica se empiece a tambalear, que se desmotiven y dejen de poner empeño en sus labores, … Y todo ello puede desembocar fácilmente en una crisis que no tardará en llegar a la esfera externa; esos rumores llegarán a oídos de tus clientes, de tus proveedores y también de tu competencia.

Tal vez no te importe porque, al fin y al cabo, tú simplemente estás estudiando abrir una nueva vía de negocio, pero ese silencio que has decidido mantener seguramente provocará unas consecuencias que no habías contemplado. 

¿Podrías haberlo evitado? Sin duda. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, pasando un comunicado interno en el que normalizaras la aparición de toda esta gente ajena a la empresa. Dando las explicaciones que considerases pertinentes, con más o menos detalles, pero dándolas.

Por suerte, antes de que llegue la hecatombe podemos fijarnos en pequeños indicadores que nos estarán dando pistas de lo que está por venir. ¿Qué tipo de detalles? Pues existen varios, tales como rumores, la formación de corrillos, el encontrarnos cada vez más en situaciones incómodas con los trabajadores, … Aquello que notamos que algo huele mal pero no sabemos exactamente a qué se debe ni de dónde sale el tufo. 

También te digo que aunque hayas comunicado el cambio, es probable que igualmente te encuentres este tipo de indicadores. Si es así, estate atento porque deberías encontrar el origen de ese malestar.

“Pues si ya lo he comunicado, ¿qué más puedo hacer?”

La comunicación interna sana es la única solución posible. Se trata de dejar de hablar para empezar a escuchar. Y no sólo eso, sino también estaría bien tener en cuenta lo que se nos dice. ¿Quién va a conocer mejor nuestra empresa que aquellos que hacen que funcione cada día?

Tal vez, escuchándoles mejoremos muchas cosas que a nosotros se nos escapan, ya sea porque no tenemos el conocimiento técnico o porque simplemente no llegamos a todo. Y si mantienes una comunicación interna sana también estarás atento a todo lo que les preocupa y les distrae de su actividad laboral. Recuerda que la información es poder. O sea que si sabes el motivo del malestar, muy probablemente también puedas ofrecer soluciones para que la máquina siga funcionando con todo el flow.

Comunicando en momentos difíciles

En momentos de crisis es muy importante mantener la comunicación interna lo más saneada posible. Es primordial que todos los integrantes de nuestra empresa articulen el mismo discurso y transmitan el mismo mensaje. Y es así: simple y llano. Porque callar ante una situación adversa proporciona información que se escapa a nuestro control y puede dar rienda suelta a conclusiones muy desfavorables para nosotros que no harán más que agravar una situación ya de por sí espinosa.

El silencio es el gran aliado de las crisis corporativas porque da rienda suelta a la imaginación humana. Las preguntas sin respuesta pueden dar lugar a una infinidad de posibles versiones, pero muy difícilmente serán la respuesta correcta. Además, las personas tendemos a pensar mal y lo sabes. Así que si no quieres dar pie a situaciones como la que te he descrito antes, rellena esos huecos de silencio con la información necesaria para evitar suposiciones, rumores u otras acciones que den paso a una crisis corporativa. Y si tienes la mala suerte de encontrarte en una en estos momentos, créeme, el silencio es tu peor aliado.

¿Te has encontrado alguna vez en una situación en la que el silencio te jugó una mala pasada? Porque no hace falta que se produzca en el entorno laboral. Piensa que la comunicación humana es constante. No caigas en la trampa de pensar que si no hablas no comunicas.