¿Te suena eso de la comunicación bidireccional? Pues lo cierto es que cuando hablamos nos gusta que nos escuchen, ¿verdad? No importa el motivo… Puede que queramos contar algo extraordinario que nos haya pasado o que hayamos visto, que tengamos un problema y queramos desahogarnos o simplemente que se nos haya ocurrido algo que queramos comunicar. Pero, ¿qué pasa cuando nos toca escuchar? ¿Escuchamos con la misma intensidad con la que nos gustaría que nos escucharan a nosotros? Vamos… Sé sincero… Sabes que la respuesta es no o no siempre. ¿Y sabes por qué? Tanto si tu respuesta es sí como si es negativa, hoy te doy las claves.
Como te decía, cuando hablamos nos gusta que nos escuchen. Y lo cierto es que nos sentimos bastante molestos si no es así. Incluso dejamos de hablar si consideramos que no vale el esfuerzo insistir. ¿No te ha pasado alguna vez? Y dime, ¿cómo te sentiste?… Me lo puedo imaginar porque a mí también me ha pasado. El caso es que nacimos con dos orejas y una boca, porque se supone que debemos escuchar el doble de lo que hablamos, pero habrás podido comprobar que en la mayoría de los casos no es así.
Es más, es probable que tú seas de los pocos que escuchan, pero cuando te toca hablar seguro que no te cuesta encontrar ese punto en el que los demás desconectan y dejan de prestarte atención. ¿Te escuchan? Bueno, puede que sí, pero no cómo tú querrías y es posible que ya ni eso, que simplemente te estén oyendo hablar sin saber lo que dices. Y aquí entraríamos en el campo de la escucha activa, otro gran hito de la comunicación que hoy no vamos a abordar, pero que si te apetece que desarrolle más a fondo, no tienes más que pedírmelo en la caja de comentarios.
Si nos centramos en la comunicación bidireccional como concepto, entenderás que implica una doble dirección. Es decir que hables y que también escuches. Parece una obviedad, lo sé, pero por mucha teoría que sepamos, lo cierto es que a la hora de la práctica muchos ni se acuerdan de que tienen dos orejas por algo. Soy consciente de que no te he dicho nada que no sepas a estas alturas, pero quería asegurarme de que no quedaba ningún tipo de duda al respecto.
La comunicación bidireccional en la empresa
La comunicación es algo innato en el ser humano y la utilizamos constantemente: en el trabajo, en casa, en la calle, con nuestra pareja, con la familia, con clientes, con desconocidos,… con todo el mundo. Sin embargo, yo me voy a centrar en la comunicación corporativa interna y en la importancia que tiene que ésta sea bidireccional.
Cuando estás al frente de una empresa, sin entrar a valorar tu estilo de liderazgo, tienes que tomar la iniciativa y, por lo tanto, organizar y coordinar a cada uno de los miembros de tu equipo de trabajo. No se trata de específicamente mandar, pero sí de proporcionar indicaciones mínimas para que el trabajo salga adelante. ¿Estamos de acuerdo? En ese momento, serás el comunicador porque estarás dando esas indicaciones de las que hablábamos y, en teoría, los demás estarán escuchándote. Si has conseguido que la escucha sea activa, no habrá muchas dudas o errores. Si no lo has conseguido, desafortunadamente, enseguida te darás cuenta. Y no me enorgullece en absoluto decirte que en la mayoría de las empresas esto último es lo habitual.
Pero ahora llega lo realmente importante, la segunda parte, cuando conseguimos que la comunicación sea bidireccional. ¿Adivinas en qué consiste? ¡Premio! Tiene lugar cuando te toca escuchar. Es decir, cada vez que cualquier miembro de tu equipo de trabajo te quiera decir algo. No importa que esté relacionado con la tarea que comentabas con ellos antes, sino cualquier cosa que te pueda decir. En ese momento es cuando debes recordar que tienes dos orejas y cerrar la boca. Escúchale sin interrumpirle (a no ser que haya dicho algo que no hayas entendido) y si requiere réplica, espérate al final para dársela.
Beneficios de la comunicación bidireccional
Ya sabes que yo me voy a centrar en el ámbito interno de la empresa, pero lo cierto es que la comunicación bidireccional te va a ser beneficiosa en cualquier ámbito de la vida. Porque cuando dejas de escucharte tanto a ti mismo y empiezas a prestar atención a los demás también notarás un cambio de actitud en ellos. Conseguirás que se sientan escuchados, atendidos e incluso especiales. Lo cierto es que no estamos acostumbrados a que nos escuchen con tanta atención y cuando encontramos a alguien que sí lo hace nos sentimos agradecidos. Este bienestar se refleja en nuestra actitud, en nuestra predisposición para hacer las cosas con mejor ánimo, en nuestro empeño por no defraudar a la persona que ha puesto su atención en nosotros.
Y eso sólo a nivel mental, porque luego está la parte más pragmática. Piensa que tú no eres omnipresente y, por lo tanto, no puedes estar en todas partes a la vez. No puedes saber todas las casuísticas que se producen dentro de tu empresa, por muy pequeña que ésta sea. Eso implica que si alguien te habla sobre algún problema que ha detectado, algún sonido extraño que hace la maquinaria o si te hacen alguna sugerencia de mejora; deberás escucharlos y valorar lo que te digan.
Puede que ese sonido raro que te han comentado que hace la máquina hoy no sea nada, que simplemente sea cuestión de engrasar un poco los engranajes. Pero si lo ignoras, tal vez, dentro de un tiempo (y seguramente cuando tengas más trabajo – ya sabes, la ley de Murphy), esa misma máquina dejará de funcionar como debería y sólo podrás lamentarte por no haber hecho algo antes. Recuerda que estabas avisado.
Te pongo otro ejemplo… Si alguien te comenta que la silla en la que se pasa sentado toda la jornada le provoca dolor de espalda, tienes dos opciones: ignorar la queja y que se apañe o buscar una solución para evitar que en poco tiempo ese malestar se convierta en una lesión y en una baja laboral. Y eso sin entrar en temas legales de prevención de riesgos y todas las consecuencias que podría acarrear ignorar el comentario…
Crea espacios de diálogo
Lo más importante de todo lo que te estoy diciendo hoy es que la comunicación dentro de tu empresa debería ser siempre bidireccional. Para ello puedes esperar a que se produzca de manera espontánea o puedes crear espacios de diálogo. Y no me refiero a una reunión de coordinación, que también, sino a que te conviertas en alguien cercano, que preguntes, que te preocupes… Que bajes del trono de hierro de vez en cuando y procures que todo está como debería estar.
Ya te digo ahora que no todo el mundo se acercará a ti proactivamente para decirte que algo no funciona bien, que tiene un problema con algún compañero, que cree que se podría mejorar algo, etc. No todo el mundo tiene un carácter abierto, ni le gusta hablar con según quién ni de según qué cosas. Por ello te invito a que pienses en cómo podrías crear ese espacio de diálogo dentro de tu empresa.
Ahora mismo se me ocurre que podrías crear un buzón de sugerencias y quejas, por ejemplo. O hacer una encuesta. También podrías convocar reuniones periódicas en las que no entréis en temas relacionados con la coordinación ni ejecución, sino temas más triviales, pero que forman parte del día a día. También, como te he dicho antes, puedes simplemente invitarles a tomar un café y hablar un ratito. Un día con uno, otro día con otro… ¿sabes? Eso sólo lo puedes decidir tú en función a la morfología de tu empresa y la relación que mantienes con las personas que ahí trabajan.
Pero, básicamente, consiste en que, de vez en cuando, rompas la barrera de la jerarquía para dejar de hablar y empezar a escuchar. Estoy segura de que si lo haces, tu empresa crecerá casi sin que te des cuenta. Además, si eres un líder corporativo contemporáneo tienes que entender que la comunicación bidireccional en tu empresa va a ser una clave importantísima para despuntar y desmarcarte de tu competencia. ¿Por qué? Pues porque, como te he dicho antes, no es muy común encontrarte con personas que realmente te escuchen y cuanto más lo hagas más fácil te resultará hacerlo y esto también será una habilidad que podrás aplicar a tu vida personal, por supuesto, pero también cuando trates con tus clientes, proveedores y cualquier otra persona.
¿Habías considerado alguna vez este tema como relevante dentro del entorno corporativo? Después del artículo de hoy, ¿ha cambiado tu percepción al respecto? ¿Por qué no me lo cuentas en los comentarios? Estoy deseando leer qué me cuentas.
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