¿Sabes lo que es el miedo a emprender? Seguro que alguna vez te has visto en una situación en la que te encontrabas de frente con un problema que no podías solucionar por ti mismo. Si acto seguido pensaste que si alguien se dedicase a solucionarlo, ganaría mucho dinero. ¡Bingo! Tu mente está en modo emprendedor. Porque, dime, ¿acaso esa persona no podrías ser tú?
Recuerdo que cuando llevaba el carrito de bebé y se ponía a llover pensaba “aquí falta algo, porque si sujeto el carro no puedo aguantar un paraguas” ¿Resultado? Me tocaba correr, buscar refugio y, sin duda, mojarme. Pensé que la solución podía ser muy sencilla porque se podría acoplar un paraguas al manillar del carrito y listos. La idea no distaba mucho de lo que sería la sombrilla del bebé, pero, en este caso, para proteger a la persona que empujaba el carro. Además, como me pasó en más de una ocasión, fue una idea que se me ocurrió varias veces. Y lo cierto es que le di muchas vueltas, porque también es verdad que era algo relativamente sencillo de hacer. De hecho, me sorprendía que ningún fabricante de carritos hubiese llegado a la misma conclusión que yo…
Y ¿sabes qué hice al final? NADA. Pero te digo más aún ¿sabes cuál fue el resultado de mi decisión? Pues que yo seguí con mi vida tal cual la tenía organizada en ese momento y al cabo de unos años (cuando yo ya no necesitaba el carro de bebé) me sorprendió ver que alguien ya había implementado ese paraguas “sin manos”. Simplemente, un día lluvioso vi a alguien usando el invento que tantas veces me había imaginado.
Perdí una gran oportunidad de generar un negocio y todo por mi miedo a emprender. Porque, es cierto que a toro pasado todo se ve muy fácil, sin duda, pero también lo es que ahora cuento con más información que en el pasado y que mis decisiones hoy seguramente serían muy distintas. Pero no estoy aquí para lamentarme, porque lo hecho hecho está y lo realmente importante es el aquí y el ahora. Lo que hicimos en el pasado no lo podemos cambiar, pero sí podemos tomar decisiones hoy que puedan cambiar nuestro futuro.
Miedo a lo desconocido
No te engañes, y te lo digo por experiencia propia: mi idea del paraguas no pasó a ser una realidad porque tuve miedo. Y tal vez te parezca una tontería, pero mi yo del pasado tenía un bebé pequeño, tenía ciertas responsabilidades, deudas, etc. Ya sabes un montón de cosas que me hacían sentir atada de pies y manos. Pero, lo cierto es que todas esas limitaciones sólo estaban en mi cabeza. Porque también está el tema del mindset, que, por si no lo sabes, viene siendo la estructura mental que cada uno de nosotros tiene montada. Si cuentas con un mindset en continuo crecimiento y evolución, es muy distinto a uno que se resiste a hacer cambios, ¿no? Pues en ese momento el mío no estaba en plena forma que digamos…
Pero volvamos al tema del miedo a emprender. Y es que en ese momento ni me planteé que yo pudiera propulsar esta idea y convertirla en una realidad. Siempre pensaba que sería una gran oportunidad para quien pudiera llevarla a cabo, pero en ningún momento pensé que esa persona pudiese ser yo. En este sentido entra en juego la mentalidad con la que llegamos a la edad adulta, pero eso lo hablaremos en el próximo apartado.
Ahora, y con otro mindset muy distinto, sé que actuaría de otra manera: preguntaría precios, me informaría sobre las patentes, incluso me pondría en contacto con algún fabricante de carritos de bebé, etc. Todo esto se hubiese transformado en datos que me habrían permitido valorar si finalmente tiraría adelante con esta iniciativa o no. Sin datos, no sabes. Lo que no sabes, lo desconoces. Y lo desconocido siempre da miedo.
La mentalidad del empleado
Para empezar quiero adelantarte que soy una crítica activa del sistema educativo español. Porque veo que mis hijas están siguiendo más o menos el mismo plan curricular que yo. Es decir, que están estudiando más o menos lo mismo que yo a su edad. Pero la sociedad ha cambiado y mucho desde entonces, ¿no te parece? Entonces, visto así, podríamos afirmar que el sistema educativo actual no está preparando a nuestros hijos para lo que realmente les espera fuera del entorno académico.
Por otro lado, también cabe resaltar que nos enseñan a callar y a acatar órdenes. Durante toda nuestra infancia y adolescencia nos obligan a seguir las mismas indicaciones, nos evalúan a todos con los mismos parámetros y el buen alumno es aquel que calla en clase y habla sólo cuando se le indica. ¿Te suena eso de que es mejor usar las palabras del profe que las propias para sacar buena nota en el examen? Pues eso… Por lo que, lejos de potenciar el pensamiento crítico, lo estamos ahogando.
Sin embargo, y como empresarios, ¿qué buscamos hoy en día en los procesos de selección? Gente resolutiva, que se adapte a las fluctuaciones del mercado, que sea creativa… Pero todas estas cualidades nos las están mermando durante, por lo menos, 16 años en los que nuestra mente está en pleno desarrollo.
¿En qué nos convierte eso? Pues, en personas ejecutoras. En empleados.
De este modo, cuando nos vemos obligados a hacer algo distinto no sabemos ni por dónde empezar. Y en la mayoría de los casos, tomar un rol de liderazgo es algo que ni se considera como una posibilidad. Este factor es otro factor de miedo a emprender al que te puedes enfrentar. Porque ser líder implica adoptar un rol para el que no hemos sido preparados, aunque es cierto que hay personas que tienen estas características de forma innata.
Salir de la Zona de Confort
Meterte en un atasco diario tanto para entrar como para salir del trabajo. Usar el transporte público y aguantar olores ajenos y rozamientos inesperados. Hacer las mil y una para cuadrar cuentas y conseguir llegar a final de mes. Jugar a montar el puzzle con los horarios de tus hijos cada vez que empieza un curso escolar… ¿Te suena algo de esto? Seguramente, algo sí. Sin embargo, nos lo tomamos como parte de nuestra vida, como si fuese nuestra rutina. Lo aceptamos y ya está.
Esto, que por cierto es una mierda y no me digas que no lo evitarías si pudieras, es tu zona de confort. Y por muy mierda que sea, nuestro cerebro va a hacer todo lo posible para mantenerte dentro de ella y que no salgas. Montar una empresa no suele formar parte de esa burbuja, por lo que salir de ella es otro miedo a la hora de emprender.
“Pero nuestro cerebro debería protegernos de lo malo, ¿no?” Exacto. Tu mente te quiere proteger de lo que no conoce. Recuerda: lo desconocido nos da miedo. Y, por esta regla de tres, nuestra zona de confort, aunque sea el infierno en la tierra, es lo que conocemos y por eso nos resistimos a abandonarla. Al fin y al cabo, no sabemos qué podemos encontrar fuera de ella.
Mira, te pongo un ejemplo. Imagina que odias tu trabajo y que para ti es un suplicio acudir a él. En este caso, tienes dos opciones: dejarlo y buscar otra cosa, o bien continuar aguantando el chaparrón. ¿Cuál crees que elegirías? Bueno, visto así, seguro que me dices que dejas el trabajo sin dudarlo, pero ponte en tu propio contexto: con deudas, sin la posibilidad de que la empresa te indemnice, con la incertidumbre de no saber qué harás después, con el miedo de pensar que igual acabas en un sitio peor, con responsabilidades familiares a las que atender (si las tienes, claro)… Y un montón más de circunstancias que te han mantenido en ese trabajo que no quieres durante el tiempo que sea. No es tan fácil marcharse, ¿verdad? Precisamente, éste es otro miedo a la hora de emprender.
Lo que tú quieres
Estos miedos a la hora de emprender, y sobre todo cuando lo haces por primera vez, nos asaltan a la vez. Porque, tal y como hemos visto, emprender es algo que nadie nos ha enseñado a hacer. Si has tenido emprendedores a tu alrededor, por lo menos tienes referentes. Pero la gran mayoría de nosotros no hemos tenido esa suerte. ¿Qué se puede hacer, entonces?
Es cierto que nuestro cerebro se desarrolla a lo largo de la infancia y la adolescencia, pero cuando llegamos a la edad adulta no tenemos por qué estancarnos. De hecho, está demostrado que podemos continuar desarrollando nuestras capacidades hasta el último de nuestros días. Así que, no importa la edad que tengas, si tienes una idea empieza por trabajar lo que tienes en esa cabecita y transfórmate en el empresario que quieres ser. Es cierto que, de alguna manera, nos vemos obligados a forjar con nuestras propias manos este espíritu emprendedor que sabemos que nos llevará al lugar en el que queremos estar. Pero te aseguro que el esfuerzo vale la pena. Así que, como ves, tu futuro está en tus manos. Y superando el miedo a emprender, enfrentándote a todos estos fantasmas, es como conseguirás acercarte a lo que realmente quieres hacer.
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