La gran mayoría de empresas invierte mucho dinero en generar una buena imagen; empezando por lo más concreto, como el logotipo y los colores, hasta llegar a algo tan abstracto como la reputación. Y cabe destacar que el camino que se recorre para llegar del punto A al B no es fácil, ni necesariamente corto. Los que trabajamos en este ámbito sabemos el esfuerzo que supone ganarse la buena fama y lo poco que cuesta perderla. Por eso, hoy voy mostrarte cómo gestionar la imagen corporativa desde dentro de tu propia empresa.
Qué es la imagen corporativa
Empecemos por la base. Muchas personas creen que la imagen corporativa es, básicamente, el logotipo o el anagrama que identifica a la empresa, pero lo cierto es que este concepto va mucho más allá. Se trata de algo que engloba el total de la empresa. Es el conjunto de valores que van asociados a la misma y que definen lo que es y lo que representa. Es decir, son los colores, la tipología, pero también todo lo que transmite y todo lo que se asocia a la compañía. Por lo tanto, la construcción de la imagen corporativa es algo muy complejo pero sumamente importante ya que también se entiende como una tarjeta de presentación.
Las empresas actuales invierten mucho dinero en diseñadores gráficos, copywriters, etc. Todo ello para tener una puesta en escena online totalmente impecable. Pero justamente por la intrusión de las redes sociales, en donde los clientes pueden interactuar a tiempo real, buscar opiniones, colgarlas, hacer comparativas, etc. el mundo online se está convirtiendo en un terreno pantanoso en el que es necesario caminar con cuidado. Por eso mismo las empresas de marketing digital proliferan. Al fin y al cabo, las corporaciones prefieren centrarse en su actividad económica y dejar estas cuestiones más técnicas, y que cada vez requieren una dedicación más alta, a los expertos de verdad.
¿Y qué pasa con el mundo offline?
Como habrás adivinado, por muy inmersos que estemos todos en las pantallas, el mundo tangible sigue existiendo. Y no importa cuánto lo ignoremos porque va a seguir ahí. Por lo tanto, también habrá que trabajarse la imagen corporativa desde esta perspectiva.
La imagen y la reputación de empresa a través de la comunicación interna
Hasta no hace tantos años, la imagen y la reputación corporativa se podían trabajar a través de esponsorizaciones, mecenajes, etc. Las empresas apoyaban aquellas iniciativas que veían con afinidades para que sus públicos acabaran por relacionarlas con aquellos valores que representaban (deporte, labores sociales, beneficencia, etc.). Y lo cierto es que tampoco han cambiado tanto las cosas, ya que estas acciones se siguen llevando a cabo. De hecho, hay empresas que invierten verdaderas fortunas en ellas. Sin embargo, existe una manera distinta de gestionar la reputación de empresa. Un modo en el que las compañías no tendrían que invertir en proyectos externos que, a priori, no generan ningún retorno económico inmediato. Para ello será necesario pasar a la esfera interna de tu empresa…
Por ejemplo, ¿sabes lo que la felicidad en el trabajo puede aportar a tu compañía? Si no es así, te recomiendo que le eches un vistazo a este artículo. Ya te adelanto que si eres un empresario del siglo 21 te va a encantar. No obstante, hoy vamos a ver cómo este factor puede incidir en la reputación de tu empresa.
Reacción en cadena
Podríamos decir que la comunicación interna (que si no la conoces te invito a que la descubras aquí) es el eje sobre el cuál se mueve toda la empresa. Es el lubricante que permite que todo el engranaje empresarial se mueva sin chirriar, sin que salten piezas o se estropee la maquinaria de manera inesperada. La comunicación interna es fundamental para que la empresa funcione, pero la buena comunicación interna permite que ésta trabaje a pleno rendimiento.
Si ésta fluye, si los trabajadores se sienten atendidos, si los empresarios son cercanos y les conocen, será más fácil que se sientan parte de un proyecto más grande. Será más natural que se impliquen con la propuesta empresarial. No costará mucho saber qué les mantiene motivados y qué no, será mucho más fácil generar equipos de alto rendimiento, etc. ¿Y todo esto en qué se traduce? En un buen ambiente de trabajo y, lo que realmente nos ocupa en este artículo: una percepción positiva de la empresa por parte de todos sus integrantes.
Los mejores embajadores de una compañía: sus integrantes
Hoy en día no sólo se tiene en cuenta la opinión de los clientes para determinar cómo es la imagen y la reputación de una empresa, sino que también se valora la de los trabajadores. De hecho, un estudio reciente de Infojobs revela que el 80% de las personas que buscan trabajo, antes de solicitar un empleo, revisan cuál es la reputación de las empresas en las que están interesados. ¿Y quién deja esas valoraciones en portales como Infojobs? Pues los empleados. Y me refiero tanto los que están trabajando allí ahora mismo como los que estuvieron y ya no están.
Pero ese estudio aún dice más y es que defiende que el 70% de esas personas que están en búsqueda de empleo finalmente se echan atrás y deciden no solicitar el puesto. ¿Sabes por qué? Pues porque la información que encuentran no les acaba de gustar o de convencer y prefieren estudiar otras opciones mejores. Y es que la opinión de los trabajadores tiene muchísimo peso. Dime, ¿quién va a conocer mejor tu empresa que alguien que trabaja en ella cada día? Así que si quieres mantener una buena imagen y reputación, no deberías olvidar este aspecto.
Luego está el tema de la coherencia. Porque por mucho que una corporación se esmere en invertir en proyectos deportivos y vida saludable, si después no ofrece facilidades a sus trabajadores para que lleven a cabo actividades de esta índole o resulta que tiene una máquina expendedora de bollería industrial como único medio de alimentación en la empresa, su imagen corporativa se tambaleará, porque estaremos delante de una incoherencia, ¿no te parece? Si una empresa aboga por la igualdad de oportunidades colaborando con fundaciones feministas y después resulta que no tiene a ninguna mujer en la cúpula directiva, ¿no estaríamos ante una contradicción? Y ¿qué me dirías en el caso de que una empresa fuese muy activa en cuanto a iniciativas ecológicas y después no contara con una política de reciclaje en la propia compañía?
Si quieres que los demás te sigan debes dar ejemplo. Para que la reputación de empresa sea en 3D hay que ser consecuente con ella. Para que así sea, no bastará con trabajarla a nivel externo; será necesario completarla con la esfera interna, es decir, a través de la comunicación interna.
Cómo gestionar la reputación de empresa desde dentro
Mediante estos pocos ejemplos habrás podido comprobar que no es un asunto que se deba dejar al azar, que es mejor tenerlo bajo control. Porque los detalles (y más hoy en día) marcan la diferencia y todos son importantes en un mundo tan global y tan volátil como el actual. Por eso mismo, y siendo consciente de la importancia que tiene la comunicación interna en tu empresa, te recomiendo que tomes las riendas de la situación cuanto antes. De esta manera evitarás el efecto contrario, que se consigue cuando contamos con una mala o nula comunicación interna. Los cambios más importantes se producen en el interior. Y si hablamos de reputación y de imagen de marca, empieza por ser coherente con tus valores y predicar con ellos.
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