¿Estás seguro de que tu compañía está entre las empresas es del siglo XXI? A pesar de que ya hayan pasado una veintena de años desde el cambio de siglo, existen muchas empresas que siguen ancladas a la época de transición post-franquista aquí en España, otras que creen que el estatuto de los trabajadores no se han modificado desde la segunda Revolución Industrial y otros que creen que siguen en la época de los Faraones. (alzamiento cejas – látigo).
Pero no tienes más que mirar el calendario para ver que ya estamos en los años veinte del siglo XXI. Así que será mejor dejarse de historias, dejar el pasado en el pasado y enfrentar el presente como lo que es y no como lo que fue o podría haber sido. Hoy te doy 5 claves para que tú mismo determines si te encuentras en el lugar que deberías o si estás un poquito desfasado.
1. Liderazgo
Y empezamos con la piedra angular para que la empresa funcione adecuadamente. Por supuesto que no es lo único que habrá que tratar con mimo, pero sí un elemento sin el cual es imposible que esto funcione. Te recomiendo que hagas este test para determinar si eres un líder o un jefe; si lideras o mandas. Porque nosotros podemos creer una cosa, pero lo que nos define no es lo que decimos sino las decisiones y acciones que tomamos así como las que no. Así que no te demores en hacer el test y saber en qué punto te encuentras.
Tu liderazgo definirá en gran mesura el tipo de empresa que encabezas. Así que ya ves y seguro que entiendes perfectamente que esto no es moco de pavo.
2. Comunicación
Aristóteles decía que el ser humano es un animal social, que necesitamos de los demás para poder sobrevivir. Y si te paras a mirar la estructura social de un país, te darás cuenta de que todo el mundo cumple con un papel importante para que la sociedad pueda funcionar como una máquina compleja llena de pequeños y grandes engranajes. ¿Verdad?
Los lobos, por ejemplo, también viven en sociedad y sobreviven gracias a esta estructura. Sin embargo, nos diferencia el lenguaje. Fíjate que existen otros animales que han desarrollado cierto código lingüístico para comunicarse entre ellos de manera muy básica y que esto les permite convivir y colaborar entre ellos, pero precisamente la raza humana lo puede hacer a un nivel superior precisamente por la complejidad de su lenguaje.
Esto da pie a la comunicación. El eje vertebral de todas las relaciones humanas. Es tal su alcance que la palabra sólo representa un 7% del mensaje cuando lo emitimos. ¿No es fascinante? Los gestos, el tono de la voz, la rapidez con la que hablamos, la expresión facial, la corporal, la distancia a la que nos ponemos de nuestro interlocutor… ¡incluso los silencios! Todo eso comunica un mensaje que la persona que lo recibe lo interpreta como un conjunto. Y por eso, a veces, es tan complicado comunicarse: porque las palabras y el resto no concuerdan y el receptor interpreta a su manera lo que recibe.
Por eso, en la vida así como en el entorno empresarial, es fundamental asegurarse de que los mensajes son claros y coherentes. Parece fácil pero no lo es en absoluto, precisamente por la complejidad de nuestro lenguaje y recuerdo que no estoy hablando del idioma.
Además, como una de las empresas del siglo XXI, otro aspecto de la comunicación que tienes que tener claro son los canales. Porque ya no vale que tú, como líder, digas las cosas y no escuches a nadie. Los canales comunicativos en tu empresa tienen que permitir la omnidireccionalidad y que las personas se comuniquen contigo fácilmente así como también entre ellos. Una buena red comunicativa facilitará la coordinación, la enmienda de errores y la mejora constante.
3. Motivación
Antes parecía que el único motivador era un sueldo; una entrada de dinero periódica que asegurase la estabilidad económica de la familia. Pero las cosas han ido cambiando. Evidentemente que el sueldo es importante, pero no es el único componente motivador: la flexibilidad horaria, el reconocimiento, el ofrecer un itinerario de crecimiento corporativo sin salir de la empresa, la formación continua, la posibilidad de teletrabajar, los servicios extra que pueda ofrecer la empresa para facilitar el desarrollo del trabajo, las compensaciones por objetivos… Y mil cosas más.
Si te fijas, la mayoría de ellos no se refleja en un aumento de sueldo. Al fin y al cabo, tú lo que quieres es que trabajen y que lo hagan bien, ¿no? Pues entonces, tendrás que mantenerlos motivados y para eso tendrás que acercarte a ellos y averiguar qué es lo que quieren, lo que esperan conseguir dentro de tu empresa. Sólo así darás en el clavo a la primera.
Además, si consigues un buen nivel de comunicación dentro de la empresa, si consigues que tu gente forme parte del proceso evolutivo de tu empresa, se la sentirán un poquito suya y se esforzarán aún más para tirar adelante con el peso del carro. Junto contigo.
4. Identidad corporativa
Y siguiendo en esta línea llegamos a la identidad corporativa, que está muy ligada al compromiso. Porque es otro asunto que como líderes nos preocupa, ¿verdad? Que no vemos al personal motivado, que no remamos todos en la misma dirección y parece que la cosa no avanza…
Aquí podría tratarse de un tema de motivación pero también es probable que no entiendan cuál es la identidad corporativa. Defiende y predica con tus valores corporativos en todo lo que hagas y digas. Sé coherente en todo momento. Como líder de una de las empresas del siglo XXI tienes que ser el ejemplo que todos deben seguir, así que presta especial atención a este punto porque sólo a partir de esta práctica podrás transmitir los auténticos valores de tu corporación. Porque las palabras se las lleva el viento y la teoría es muy bonita, pero la clave está en lo que haces, en lo que decides y en lo que transmites.
Así que analiza este punto en ti y después en los que te rodean. Piensa que si los que están contigo no comparten los mismos valores que tu, tarde o temprano, acabarán por irse porque la incomodidad irá in crescendo hasta que se haga insoportable. Así que tal vez estés invirtiendo tu tiempo en una causa perdida.
5. Experiencia de consumo
Pues, a pesar de que yo suelo centrarme en la comunicación interna (la gran olvidada), es cierto que este punto es vital para determinar si compañía es una de las empresas del siglo XXI o si sigue en épocas pasadas. Así que sí: me veo en la obligación de hablar de un punto fundamental de la comunicación externa que deberías poner en el foco. Ya no se trata de pensar en crear y proporcionar un producto de puta madre, con unas características fabulosas, algo que vaya a solucionar la vida de las personas en este mundo y en el que viene. ¡La revolución total!
No…
Tu producto puede ser maravilloso, pero a tu cliente eso no le importa en absoluto. Tu cliente tiene un problema que quiere solucionar y sólo le interesa saber si tu producto da respuesta a esa cuestión que le preocupa o incomoda. A partir de aquí si tu servicio sigue este protocolo o este otro, si tu producto está hecho de este material o este otro… a la mayoría de ellos les da lo mismo. Es que ni quieren saber los tecnicismos que pueda haber detrás. El tema es mucho más fácil: ¿tu producto o servicio soluciona un problema que preocupa a tu cliente ideal? ¿Sí o no? Pues si quieres llegar a ellos y que te compren tendrás que enfocar lo que ofreces desde esta perspectiva porque sino lo estarás haciendo de una manera obsoleta y que cada vez funciona menos.
¿Te habías parado alguna vez a reflexionar sobre esto? ¿Crees que deberías cambiar algunas cosas para acabar de adaptarte a las empresas del siglo XXI? No pasa nada por admitirlo. Ten en cuenta que ese es el primer paso para cambiar las cosas y los cambios más importantes son los que se producen dentro; ya sea dentro de nosotros mismos o de nuestra empresa, en este caso.
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