¿Has oído hablar de los equipos de trabajo de alto rendimiento? ¿Tienes idea de lo que son? ¿Sabrías aplicar eso que sabes a tu empresa? Y lo más importante, ¿lo haces? Lo cierto es que no importa si esto es algo que ya forma parte de tu rutina empresarial o si no tienes ni idea de por dónde empezar.
No hace falta tener una carrera universitaria para entender que los equipos de alto rendimiento va a ser como la gallina de los huevos de oro para tu empresa, ¿verdad? A veces, tenemos la gran suerte de que estos equipos se forman solos, pero no suele ser lo habitual. O sea, que lo suyo sería saber cómo se componen y entender cómo funcionan para poderlos aplicar a tu propia realidad corporativa.
Composición de un equipo de alto rendimiento
En cualquier grupo de personas se establecen unos roles. Cuando es un grupo informal, los roles se aplican en función a la personalidad de cada uno. Pero nadie lo decide; simplemente surge. En el entorno empresarial muchos roles vienen impuestos por la jerarquía, pero caer en el error de que ésta tiene que ser siempre prioritaria nos pondrá muy complicada la tarea de crear este tipo de grupos de trabajo.
¿Pero qué roles tiene que haber en un equipo de alto rendimiento?
La verdad es que dependiendo de la tarea éstos variarán, pero sí que es interesante que al menos haya una persona que tenga rasgos creativos, otra que tenga dotes socio-comunicativas y otra que sea más de pasar a la acción. ¿Existe un rol más importante que otro? Definitivamente, no. Pero, déjame que te los explique un poco mejor para que puedas discriminar con más criterio si ya cuentas con personas así entre tus filas.
Los roles mentales
El primero de ellos, como te he adelantado, es el creativo. Es el que tiene mucha imaginación y no para de generar ideas. Puede que no sea demasiado práctico, pero su capacidad para pensar en alternativas puede activar alguna idea que a los demás ni se les haya pasado por la cabeza.
El segundo podríamos decir que es justamente lo contrario, ya que suele evaluar con cifras y ser bastante objetivo con los datos que maneja. Se le conoce como el analista y puede que una persona así no sea muy inspiradora, pero tampoco es cuestión de perder el norte.
El tercero es el especialista. En este caso, me refiero a la persona experta en la materia; el que sabe mejor sobre el tema a tratar. Sin embargo, la confianza que pueda tener en sus propios conocimientos y experiencia también le pueden limitar a la hora de explorar alternativas poco convencionales.
Los roles de acción
Tal vez el más fácilmente reconocible de los roles de acción sea el del impulsor porque se trata de la persona que toma la iniciativa, da ejemplo y además motiva al resto. Podría incluso transformarse en el líder del grupo por su manera de ser, pero no tiene por qué ser así. Además, el hecho de ser impulsivo puede implicar el llevar a cabo acciones no meditadas o consultadas con el resto.
En esta categoría también tenemos al implementador, que se parece mucho al impulsor pero con acciones más meditadas. La cual cosa también implica que éstas puedan tomar más tiempo.
Y finalmente, también encontramos el rol del finalizador que se preocupa por los detalles, de perfeccionar los procesos, de procurar que los acabados sean los mejores. Tal vez tenga un deje perfeccionista que incluso se pueda convertir en un cuello de botella, así que habrá que asegurarse de que este perfeccionismo se aplica en su justa medidad.
Los roles sociales
El coordinador puede ser también un buen líder, ya que se ocupa de organizar las tareas y de asignarlas en función a las cualidades de cada persona.
El cohesionador es clave cuando la comunicación falla o no es del todo efectiva. Suele ser quien tiende puentes para procurar que todas las partes se entiendan. Sin embargo, en momentos de tensión se puede sentir fácilmente superado por la situación.
Por otro lado, el buscador es aquel que cuenta con contactos dentro y fuera de la empresa y por ello no suele tener demasiados problemas para encontrar lo que busca. No obstante, es fácil que no le importen los detalles y que incluso acabe por perder el foco.
Otros aspectos a tener en cuenta
Como ya te he dicho antes, deberás contar con como mínimo un rol de cada categoría para asegurarte la cohesión de todos los ámbitos necesarios para que los equipos de trabajo sean de alto rendimiento. Pero los roles no son lo único que cuenta. Está claro que las personas son fundamentales, pero también tendrás que tener en consideración lo siguiente:
En primer lugar deberás asegurarte de dejar bien claros cuáles son los objetivos, cómo se miden y cómo evaluar su consecución.
También tendrás que definir muy bien cuáles serán las tareas y responsabilidades de cada integrante del equipo. De esta manera evitarás que uno pise las tareas del otro, que éstas se dupliquen e incluso que se generen conflictos entre ellos.
Una vez tengas definido todo esto, deberás asegurarte de que también entienden el proceso a seguir, aunque también es posible que este paso te lo tengas que saltar. Por supuesto, este punto dependerá del objetivo que persigas al crear este grupo.
Características de los equipos de alto rendimiento
Para que un grupo de personas trabaje a este nivel y además genere esa sinergia que siempre será superior a la suma del trabajo de todos, es necesario que el grupo cuente con las siguientes características.
En primer lugar, la comunicación tiene que ser muy fluida y efectiva. Eso implica que cuando alguien habla el resto escucha. Y escucha con todo lo que este verbo implica; con atención. Si esto es así, todas las tareas serán mucho más rápidas y ágiles y la toma de decisiones será mucho más acertada.
En segundo lugar, es necesario que en este grupo de personas impere la confianza y el respeto. Todas las ideas son igual de válidas. Todo el mundo merece ser escuchado y tenido en consideración. Todos son iguales. Y, por lo tanto, nadie se queda atrás. Si se respetan entre ellos, la confianza no tardará en llegar y unos tirarán de los otros, por lo que el grupo empezará a generar sinergias con más rapidez.
Finalmente, y al hilo de lo dicho hasta ahora, es muy importante que todos participen en el proceso de trabajo; que nadie se quede atrás. Esto intensificará el sentimiento de pertenencia y la identidad de grupo. Este rasgo de la identidad se fusiona con la propia personalidad y permite que este equipo de personas pase a ser algo más, por lo que incrementará la motivación y el compromiso de cada integrante.
No sé si alguna vez te habías parado a pensar en todo esto. Lo cierto es que las empresas que quieren prosperar buscan la creación de equipos de alto rendimiento, pero no saben muy bien por dónde empezar. Y te digo más. Los hay que creen que una vez creado un equipo de alto rendimiento ya ha terminado su trabajo, que se crea una vez y a partir de ahí se olvida. Nada más lejos de la realidad, porque este tipo de equipos no es lineal, sino que pasa por varias etapas. ¿Te gustaría que te las explicara?
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