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Si tu empresa ha sobrevivido a esta época de incertidumbre y cambios, estoy segura de que uno de los puntos que más has trabajado en este último año ha sido el trato con las personas. Vaya, que has dado valor a lo realmente importante y que has trabajado puntos como la empatía, el intentar adaptarte para que todo siga funcionando y mucho más. Pues, te sorprenda o no, esto es parte de la inteligencia emocional y si te suena algo de lo que te he dicho, ya habrás podido comprobar el poder que puede imbuir en tu entorno.

Como ya te comenté en este artículo, lo más importante de tu empresa no es el dinero que amasas, sino las personas que la conforman. Porque sin ellas, no podrías hacer lo que haces o, por lo menos, no al mismo nivel que lo estás haciendo ahora. Por lo tanto, es fundamental que como líder sepas manejar a tu equipo para sacarle el máximo partido. Para ello, vas a necesitar dominar el arte de la inteligencia emocional. Y no te estoy pidiendo que te leas una serie de libros o que hagas un curso. Aunque no estaría mal, la verdad. Sino que te sugiero que tengas en cuenta estos factores.

Factores de la inteligencia emocional

En primer lugar, me gustaría hablar del autoconocimiento. Para poder estar al frente de un equipo de personas y saber cómo potenciar sus habilidades, es necesario que primero te conozcas tú. Reconocer las propias debilidades para trabajar sobre ellas o identificar tus fortalezas para potenciarlas es el primer paso. A partir de aquí te será mucho más fácil hacerlo en los demás y definir el rol que cada uno de ellos deberá llevar a cabo dentro de la estructura del equipo.

En este sentido, la motivación también es muy importante. Primero encontrar la propia y después saber trasladar esa pasión a los demás para que tengas un equipo al 1000%. Pasión, desafío, superación, retos, satisfacción por el trabajo bien hecho. Estos conceptos deben resonar en ti y en tu equipo para encontrar esas sinergias que realmente dan impulso al conjunto.

Por supuesto, no nos podemos olvidar de la empatía. Y, tal vez, esta habilidad sea la más conocida en el campo de la inteligencia emocional. ¿No te parece? Bueno, como ya sabrás, me refiero a la habilidad de ponerse en los zapatos de los demás. De hacer el esfuerzo por entender completamente lo que te están explicando. Incluso de sentir lo que esa persona está sintiendo. Poniéndote en su lugar entenderás mucho mejor por qué se comporta como lo hace o por qué toma las decisiones que toma. A través de la comprensión y de la empatía es mucho más fácil mediar entre personas y conseguir una mayor cohesión del equipo.

Y por último, pero no menos importante, están las habilidades sociales. En este punto no hay mucho secreto, que digamos. Se trata de tener dotes de comunicación, saber escuchar, ser asertivo cuando se habla, tener capacidad de negociación, contar con una mente abierta, respetar a todo el mundo y un larguísimo etcétera. Cuantas más habilidades sociales tengas, menos te costará conectar con la gente.

Lo cierto es que varios estudios aseguran que las personas que dominan la inteligencia emocional tienen muchas más probabilidades de lograr el éxito en aquello que se propongan. Y me refiero tanto a la parte personal como a la profesional. Al final, y por mucho que lo queramos separar, estamos hablando siempre de lo mismo: del contacto y la relación entre personas. Y, si te paras a pensar en ello, pasamos casi el mismo tiempo en el trabajo que fuera de él. Claro, eso sin contar las horas que estamos durmiendo…

¿Qué quiero decir? Pues que la única diferencia es que, si eres trabajador, no puedes elegir a las personas que trabajan contigo. Pero si eres el líder, sí. Tienes que buscar esa sintonía en las personas que conforman tu equipo y una vez la hayas encontrado, cuando tengas que mantenerla, será el momento de aplicar todo lo que sepas sobre inteligencia emocional

Por qué aplicarla en la empresa

Pues, como ya te he comentado, dentro de la empresa pasas mil horas y además te toca convivir con otras personas. Y no me digas que no, porque aunque ahora estés solo, seguro que tienes que lidiar con proveedores, colaboradores, clientes. Por lo tanto, todo esto que te estoy contando hoy te puede ser tremendamente útil. Piensa que, sin importar cuál sea tu situación actual, vas a tener que hacer frente a muchas adversidades como la gestión del cambio, la frustración, la queja, el miedo, la culpa, las rencillas personales, etc. Dominar las bases de la inteligencia emocional va a ser ese plus que te va a permitir salir airoso de realidades que, tal vez, ahora te sobrepasen.

Fíjate que algunos estudiosos en el tema aseguran que en un tiempo el coeficiente emocional será incluso más importante que el intelectual porque éste nos permite determinar cómo reaccionaremos ante situaciones adversas. El coeficiente emocional nos permite valorar si una persona del equipo podría ser un buen líder y, por lo tanto, nos da pistas de a quién delegar en caso de que así quisiéramos proceder. Al final, lo que buscamos son personas que busquen soluciones y no más problemas. Así que ¿por qué no tener en cuenta esta capacidad cuando contratamos a alguien nuevo?

Delegar tu liderazgo

Puede que ahora mismo ni te plantees faltar un sólo día a la semana a tu puesto de trabajo. Pero tienes que ser sincero contigo mismo y admitir que si quieres tener más tiempo libre, debes delegar alguna o todas tus tareas. Dentro de ese rango tú eliges. Cuanto más delegues, más tiempo tendrás para hacer otras cosas.

Si no confías en tu equipo, mal lo llevas. Porque no serás nunca un empresario, sino un autoempleado. Estarás dentro del estereotipo del autónomo esclavo de su trabajo. Así que sí; delegar debería que estar entre tus planes de futuro. Y para ello, contar con una inteligencia emocional sólida te permitirá elegir mejor quién será un digno sucesor para según qué tareas. De hecho, a través de la inteligencia emocional podrás detectar las fortalezas y debilidades de cada una de las personas integrantes de tu equipo y así poder determinar en qué rol desempeñarían una mejor labor. ¿Te ves capaz de asignar estos roles? No dudes en contármelo en la caja de comentarios. Me gustaría mucho saber cuál es tu opinión al respecto (guiño).

El feedback

Hasta ahora te he explicado cuál es tu papel en todo esto y todo lo que puedes dar a través de la inteligencia emocional. Y lo cierto es que podría explicarte mucho más, aunque no es plan porque sino esto se alargaría demasiado. Pero otro punto realmente importante es lo que recibes cuando pones en práctica lo dicho hasta ahora. Poco a poco verás cambios a tu alrededor. Te darás cuenta, por ejemplo, de que acudirán a ti en busca de consejo o ayuda con más frecuencia, de que serán capaces de ser menos dependientes cuando les asignes una tarea, de la sinergia que se crea entre las personas que trabajan en la misma dirección y que se sienten motivadas. Éstos y otros cambios no serán más que factores que sumen e incluso que multipliquen los resultados que ahora tienes. No me digas que no es, como mínimo, interesante.

Además, en base a la inteligencia emocional, tú tendrás las herramientas necesarias para motivarles más efectivamente, para persuadirles a alcanzar ciertas metas y, sobre todo, para entenderles y proporcionarles aquello que necesiten cuando las cosas no vayan tan bien como nos gustaría. Cuando las cosas funcionan, no hay discusión. Pero un buen líder es aquel que se mantiene ahí incluso cuando las cosas se tuercen. ¿Estás preparado para tratar con personas?