Ser el heredero de una empresa es un proceso complejo y muchas veces no nos sacamos a nuestro predecesor ni con agua caliente. ¿Te suena? ¿Tus padres son empresarios y esperan que heredes su negocio? ¿Te has criado en esa empresa y conoces a todo el mundo? ¿Has heredado ya la empresa pero sólo eres el líder corporativo sobre el papel? Si te sientes identificado con estas preguntas, estoy segura de que el artículo de hoy te va a resultar muy interesante.
Hoy vamos a ver cuál es el papel de ese heredero, de ese líder que realmente no pinta nada en su propia empresa porque el fundador o predecesor nunca llegó a irse.
Por cierto, antes de continuar quiero aclarar una cosa: verás que siempre hago referencia al padre como empresario, pero en realidad es para referirme al empresario que cede la compañía, ya sea la madre o cualquier otro familiar. En todo momento, hago referencia a las empresas familiares. Así que espero que entiendas que generalice con la figura del padre.
Toda la vida has visto esa empresa desde dentro. Sabes cuáles son sus entresijos, conoces a las personas que trabajan en ella. Algunos son casi de la familia. Has trabajado con ellos, has sido su compañero y también su guía en algún momento. Tienes su respeto porque eres el “hijo del jefe” y ahora ha llegado el momento de dar el salto y de reemplazar a tu padre.
Te has estado preparando para este momento, porque sabías que ibas a ser el heredero y, por fin, ha llegado el punto en la vida en que tu predecesor decide dar un paso al lado y dejarte al cargo de todo por lo que ha luchado en su vida laboral. Es una gran responsabilidad. Lo sabes. Siempre lo has sabido. No quieres defraudar a nadie. Quieres estar a la altura de las circunstancias. Quieres que la persona que te ha pasado el testigo se sienta orgullosa de tu gestión, que se quede tranquila porque su bebé está en buenas manos. Y lo está. Seguro que sí. Pero ¿cuál es la realidad?
La realidad de la mayoría de las empresas familiares que cambian de generación es que la persona que se retira lo hace en teoría, pero en la práctica sigue estando al pie del cañón: visita las instalaciones con regularidad (si no a diario), revisa el trabajo sobre el terreno, quiere que le tengan en cuenta para tomar decisiones, ya sean importantes o no, etc. Vamos, que podríamos decir que sigue siendo el jefe y tú sigues siendo el hijo del jefe; el heredero que no acaba de heredar. Pero ese no era el trato, ¿verdad? ¿Qué está fallando?
El bebé (la empresa)
Ponte en su lugar por un momento. Probablemente él también heredó la empresa o, tal vez, la creó. Eso en realidad no importa demasiado. El caso es que a lo largo de su vida ha ido tomando decisiones importantes, ha cometido muchos errores, ha celebrado muchos logros y su bebé, ha ido evolucionando hasta ser la empresa que es hoy. Es una gesta que le ha tomado muchos años, casi una vida. Ha sacrificado mucho por estar como está ahora. Tu familia ha tenido lo que ha tenido porque esta persona ha hecho lo mejor de sí para conseguirlo. Muchas otras familias han podido formar parte de esta evolución. Algunas se fueron y otras siguen ahí. Pero, sin duda, lo que tu padre hizo en su momento repercutió en la vida de muchas personas. Es una responsabilidad que te está pasando.
Y no es que no confíe en ti. La cuestión es que cuando llevas tantos años con tanto peso sobre los hombros, te sientes incómodo cuando te lo quitan de golpe. No le puedes pedir que de un día para otro deje de hacer algo que lleva toda la vida haciendo. Además, ese rol le estaba proporcionando un estatus al que ahora debe renunciar. Ha sido su forma de vida durante muchísimos años. Dime: ¿cómo se renuncia a eso?
El heredero (tú)
Está bien. Sé que puedes ponerte en sus zapatos y entender lo que pueda sentir. Pero ¿y tú? Él también tendría que hacer este ejercicio, ¿no te parece? Pues tienes toda la razón. Pero las personas mayores tienden a pensar que la vida les ha enseñado todo lo que necesitan saber y que los jóvenes tenemos todavía mucho camino por andar. Y es cierto, no lo vamos a negar. Pero también es cierto que la sociedad avanza muy rápidamente y que los jóvenes de su época no son como los de la nuestra.
Nuestra generación viene muchísimo más preparada, con una mente llena de conocimientos teóricos que necesitamos poner en práctica para asegurarnos sobre la viabilidad de cada posibilidad. Los negocios de hace 50 años no son como los de ahora. Es necesario adaptarse al mercado y no que el mercado se adapte a nosotros. Eso hace años que se terminó y cuando llegan las crisis las primeras empresas en caer son precisamente las que no se saben adaptar. Tú, como heredero de nueva generación, podrás aportar muchas cosas a la empresa que tu padre ni se imagina.
La transición hacia el heredero
Cuando llega el momento de tomar las riendas de la empresa es necesario que te postules como nuevo líder. Tu padre se jubila, te cede el mandato y tú pasas a ser la cabeza visible de todo el trabajo que allí se realiza. No vas a poder evitar que tu predecesor deje de venir, pero tienes que reivindicar tu posición como líder. Habla con él. Pídele que realmente dé un paso al lado. Que si ve algo que cree que no va a funcionar, que te lo consulte, que te explique cuál es su punto de vista. Pero bajo ningún concepto que te descalifique, que se vuelva a postular como si estuviera por encima tuyo porque si lo hace, no vas a entender cuál es tu papel en la empresa.
Ten en cuenta que los trabajadores y colaboradores tienen que tener claro cuál es su referente corporativo, a quién tienen que dirigirse cuando tienen que hablar con la persona o personas que toman las decisiones. Si tu padre siempre está ahí, tú no pintarás nada o bien poco. Por lo que son aspectos que deberás hablar directamente con él e intentar que nunca se pierda el foco.
La transición no va a ser inmediata, os va a tomar un tiempo, pero es necesario hacer este esfuerzo para empezar a ver los resultados que realmente quieres ver.
La herecia
Cuando tu padre, finalmente, dé ese paso al lado te sentirás más libre y más líder. No sólo serás el heredero sino que, por fin, serás el líder que llevas tanto tiempo soñando. O por lo menos estarás un paso más cerca de serlo. Pero no tengas prisa porque llegue ese momento. Es un proceso duro para él y debes ser muy empático y paciente. Piensa que tiene que abandonar a su bebé y eso no es fácil, sin importar el carácter de cada uno.
Sin embargo, cuando ese momento llegue, tu padre podrá disfrutar de su jubilación y tú podrás liderar tu empresa con total libertad: haciendo los cambios que consideres oportunos, adaptando los procesos, abriendo nuevas líneas de negocio y suprimiendo aquellas que creas que ya no son necesarias.
¡Enhorabuena líder!
Sé que este tema puede resultar un poco espinoso porque no estamos hablando de negocios y ya, sino que entramos en temas mucho más personales como la familia. Pero no podemos ignorar esta realidad que existe y que representa un verdadero quebradero de cabeza para muchos empresarios que son herederos del negocio familiar y que se acaban sintiendo mal porque no saben gestionar esta transición. Por eso espero que si te encuentras en una situación similar, lo que has leído hoy te pueda ser de ayuda. Y si conoces a alguien en una situación así y crees que este artículo le puede dar un poco de luz, por favor compártelo con él o con ella.
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