Retener un talento en la empresa tendría que ser uno de tus objetivos como líder. Ya sabes que un trabajador adecuado hoy en día es considerado un tesoro muy preciado. O sea que, cuando por fin encontramos a esa persona, es fundamental evitar que pueda irse por motivos directamente relacionados con la empresa. Justamente estos motivos son los que podemos modelar e incluso evitar.
De hecho, no poner medios para evitar su fuga sería un grave error. Piensa que los puestos de trabajo cada vez son más especializados, por lo que los procesos de selección se pueden transformar en un auténtico quebradero de cabeza. Es decir, que encontrar a personas capaces y que encajen en ese perfil específico que estás buscando puede transformarse en misión imposible. Por ese mismo motivo, después de tan arduo camino, de conseguir dar respuesta a esa necesidad tan concreta, si consideras que realmente has encontrado a la persona adecuada ¿no crees que es fundamental hacer lo posible por retenerla? ¿No te parece que vale la pena intentarlo?
Hoy veremos cuáles son los 6 motivos más habituales por los que estas personas pueden decidir irse y qué podemos hacer para evitarlo.
1. MALESTAR LABORAL
A veces esta atmósfera viene provocada por una inadecuada o mala gestión por parte del departamento de recursos humanos o incluso de la gerencia. Estas personas pueden sentirse ignoradas, no atendidas, por lo que ante cualquier oportunidad externa de sentirse más valoradas será una posible vía de escape e incluso una oportunidad de crecimiento personal para ellas y muy probablemente acaben por irse.
También es posible que haya personas tóxicas que dificulten la convivencia entre compañeros de trabajo y que mantengan un ambiente laboral cargado la mayoría del tiempo. Lidiar con este tipo de personas durante toda la jornada puede transformarse en una auténtica tortura. Este hecho es muy proclive a transformarse en un detonante para su salida de la empresa.
2. FALTA DE MOTIVACIÓN
Hay para quien el dinero (el sueldo) es un gran motivador y aguantan carros y carretas. En la mayoría de los casos, sus necesidades personales no les permiten renunciar a su trabajo a pesar del malestar, la presión y otras variables que puedan resultar incómodas. Sin embargo, todo tiene un límite y el talento se puede encontrar en cualquier persona y en cualquier puesto de trabajo. No solo en los que requieran estudios superiores.
Para mantener la motivación es necesario que no sólo el sueldo sea atractivo y coherente, sino que también haya otros aspectos que habrá que cuidar para mantener el interés del trabajador. tales como el reconocimiento profesional, la conciliación con la vida personal, la seguridad laboral, la posibilidad de promocionarse y que el trabajador se sienta escuchado, entre otras.
3. INFELICIDAD LABORAL
¿Quién no ha oído la afirmación de que un trabajador feliz es un trabajador más productivo? Exacto, porque justamente es así. Cuando una persona está contenta en su puesto de trabajo es mucho más difícil que se sienta tentada por ofertas externas. De hecho, en la mayoría de los casos ni se plantea el irse. Por lo que un trabajador que no se sienta feliz con su trabajo y con su empresa será mucho más proclive a marcharse. Mantener la felicidad en el trabajo no cuesta tanto. El caso es que se compone de detalles tan esenciales que muchas veces se pasan por alto o se dan por supuestos. Por ese motivo, en muchas ocasiones, no se trabaja lo suficiente. No cuidar este aspecto puede dar pie a nuestra fuga de talentos. Si quieres más información sobre este tema, te dejo el enlace al vídeo en el que te lo explico con más detalle.
4. LIDERAZGO INADECUADO
Un liderazgo basado en la imposición tampoco proporciona una posición cómoda para una persona talentosa. Se trata de modelos antiguos que es mejor dejar atrás para evolucionar y poderse adaptar al mundo del siglo 21. Para ello, es necesario primar la comunicación bidireccional y que no sea sólo el jefe quien dirija y ordene sino que también éste sea capaz de escuchar sugerencias y comentarios de las personas que lidera para poder avanzar juntos. Si se impone un régimen dictatorial más que colaborativo será mejor que haya una gran motivación por parte del trabajador (un buen sueldo, la posibilidad de promocionarse, etc.), porque sino éste acabará por cansarse e irse ya tenga o no otra oferta de trabajo.
Por cierto, si el tema del liderazgo es una cuestión que te preocupa o en la que te gustaría formarte, tengo algo que te va a interesar (pincha en la imagen):
5. MALA GESTIÓN DE EQUIPOS
Tal vez nos encontremos ante un líder que prime la colaboración entre los integrantes de su equipo de trabajo. Por desgracia, puede que con la intención no baste.
Un buen líder debe saber gestionar un equipo, detectar los distintos roles que lo componen, conocer las diferentes etapas por las que éstos pasan y adaptarse a esos cambios para que el impacto no afecte negativamente a las sinergias que se generan. Si no sabe gestionar un equipo, no le estará sacando el máximo partido e incluso podría sobrecargar a sus componentes. Tendría que evitar que se genere desidia entre ellos que obstaculice el buen funcionamiento del grupo. Dicho de otro modo, aunque un equipo de trabajo esté formado por talentos de primer rango si no existe alguien que adopte el rol de líder como tal se estará echando a perder todo el potencial que este grupo nos pueda ofrecer.
6. NO CONCILIACIÓN
El trabajador tiene que dejar de ser un número o un peón en el tablero estratégico del empresario para pasar a ser considerado la persona que realmente es. Un ser humano con una situación personal específica y con unas necesidades únicas para cada caso. Si el empresario o el gestor de los equipos tiene en cuenta algunos detalles y es más flexible con la situación de las personas que gestiona, seguramente hará que la motivación ascienda y que sea más complicado que nuestros talentos nos dejen.
En definitiva, no es necesario hacer grandes inversiones de capital. Ya hemos visto que el sueldo no es el único incentivo para retener el talento. Además, en muchos casos no es el motivo principal por el que las empresas pierden a estas personas tan valiosas y que les han costado tanto encontrar.
Lo ideal es crear una identidad corporativa de la que todos los que forman el equipo se sientan parte. Para ello será necesario realizar un análisis profundo que requiere un constante seguimiento y que permitirá generar ese sentimiento de pertenencia tan buscado y deseado por las grandes compañías. Por cierto, que este tema ya lo hemos tratado en otro vídeo. Te dejo el enlace por aquí para que le puedas echar un vistazo.
¿Eres de los que antes de ver el vídeo creía que el dinero era siempre la razón?Ahora que hemos analizado otros motivos, ¿se te ocurre algún caso en el que se haya ido alguien que realmente apreciabas a nivel laboral por un motivo como los que hemos visto? Si es así, después de ver el vídeo de hoy, ¿crees que lo podrías haber evitado? Si es así, no permitas que vuelva a pasar. Ahora ya tienes las claves, pero si te ha quedado alguna duda, me la puedes dejar en la caja de comentarios. Te aseguro que yo misma la leeré e intentaré darte respuesta.
Podcast
Si eres de los que prefiere escuchar el contenido sin tener que estar pegado a una pantalla, puedes acceder a él pinchando aquí.
¿Cuántas veces hemos oído hablar de la crisis postvacacional? Cada verano vemos y oímos cómo expertos desgranan lo que es, cómo nos afecta, nos dan algunos trucos para superarla, etc. Pero cuando eres tú quién debe tirar del carro y debes dirigir una empresa llena de personas con estos síntomas, la cosa no es tan sencilla como la pintan. En este artículo vamos a solventar dudas y a dar algunas soluciones en las que, tal vez, no habías pensado.
Qué es la crisis postvacacional
No podemos continuar este artículo sin primero hacer una breve descripción de lo que es. Para ello, antes deberemos analizar un poquito la raíz del problema y así poderlo entender mejor.
¿Quién no está deseando que lleguen las vacaciones para “desconectar”? La mayoría de personas no solo esperan las vacaciones, sino también los festivos, los puentes e incluso los fines de semana. Y es que en este país trabajamos muchas horas, por lo que el descanso también es necesario.
Pero en verano este concepto se desvirtúa un poquito. Porque no solo contamos con un espacio de tiempo que nos permite hacer las cosas a otro ritmo e incluso hacer cosas que no hacemos el resto del año, sino que también permite que “desconectemos” del trabajo. Y eso implica que en algún momento tocará volver a “conectar”. Justamente en este punto es cuando se produce la crisis postvacacional; cuando te ves obligado a dejar de hacer todo lo que querías cuando querías. Se trata de volver a la rutina y de seguir las directrices de otros (órdenes, objetivos, tareas, etc.). Justamente esta acción de “reconectarse” al trabajo es lo que produce esta depresión laboral.
La crisis postvacacional para los empleados
En este punto no nos vamos a extender mucho porque la mayoría de medios se centran en este aspecto (básicamente, porque la mayoría de trabajadores son asalariados). Simplemente diremos que es un problema que se debe tratar con una buena comunicación interna. De esta manera conseguiremos que esa crisis postvacacional no sea tan dura ni para ellos, ni para el empresario. Es decir, lograremos que no afecte al buen funcionamiento de la máquina corporativa.
La crisis postvacacional para los empresarios
Pero tú eres el líder. Eres quien mueve los hilos de tu empresa, el máximo responsable de que ésta siga adelante y también el que se lleva las mayores satisfacciones cuando todo funciona adecuadamente. Pero todo ello también implica una gran carga que la mayoría de las veces no está realmente valorada por los trabajadores. Al fin y al cabo, tu empresa está dando de comer a tu familia y a otras tantas. Es, por tanto, una responsabilidad enorme que no todo el mundo alcanza a entender. Pero por esa regla de tres, tú también tienes derecho a unas vacaciones que te permitan “desconectar” y descansar un poco, ¿no crees?
Visto así parece fácil, pero la realidad es que muy pocos empresarios lo consiguen. La mayoría se pasa las “vacaciones” trabajando, aunque sea bajando el rendimiento o el número de horas al día. Sí, amigos, la realidad es así de cruda. Y lo peor de todo es esta dichosa crisis postvacacional, que afecta a la mayoría de los trabajadores y que hace aún más dura y complicada esa vuelta a la rutina.
Reiniciar la máquina
Pongámonos en situación, empresario: llevas un par de semanas intentando desconectar de tu empresa sin éxito. Ahora que vuelves a la rutina y que por fin dejas atrás esa especie de sentimiento de responsabilidad/culpa que no te ha permitido disfrutar de tus vacaciones como realmente te hubiera gustado, te encuentras con una plantilla bajo mínimos. Dijéramos que impera ese sentimiento de… llamémosle tristeza o nostalgia por haber tenido que dejar de disfrutar de su tiempo libre al 100%. Sí, amigo, esto es la crisis postvacacional y el verdadero problema no es padecerla sino lidiar con ella.
Es curioso, ¿verdad? Porque, si generalizamos el empresario no sólo no acaba de “desconectar” del todo durante sus vacaciones sino que además se siente en paz y con energías renovadas cuando consigue volver a su rutina. Es como si la empresa le insuflase vida. Sin embargo, en el caso de los trabajadores la situación les vuelve apáticos y parece que tengan la piel más fina cuando llega la reincorporación. En definitiva, estamos hablando de estados emocionales. Por lo tanto, para lidiar correctamente con ellos deberás hacerlo desde el mismo prisma y entender que empleador y empleado se encuentran en diferentes etapas del mismo proceso.
La comunicación interna como solución
No sé si te habrás dado cuenta, pero este país se paraliza con la llegada del mes de agosto. Eso implica que la mayoría de empresas deben cerrar o bajar el ritmo durante, por lo menos, dos semanas (a no ser que te dediques a la hostelería, la restauración o el turismo, entonces la cosa cambia, claro). Dicho de otro modo, crisis postvacacional es en muchos casos inevitable así que no nos queda otra más que intentar paliar sus efectos negativos.
La verdad es que el trabajo en comunicación interna para evitar este problema se tiene que hacer antes de llegar a este punto.No olvidemos que se trata de un método proactivo que nos permite evitar situaciones venideras, las que aún están por llegar. Si contamos con una buena comunicación interna, si ésta es sana dentro de la empresa, lidiar con éste y otros problemas será siempre mucho más fácil. ¿Desaparecen? Probablemente no al 100%, pero sí serán mucho más pequeños y sin duda infinitamente más fáciles de solucionar.
La analogía del árbol
Imagina que tienes un árbol plantado delante de una ventana. Lo riegas y le das los cuidados mínimos para que vaya creciendo y éste crece. Pero pasado un tiempo te das cuenta de que hay una rama incipiente hacia tu ventana y que si no le pones solución acabará por entrar en tu casa y darte problemas. ¿Qué hacer? Pues si te das cuenta pronto, tal vez la rama sea lo suficientemente tierna como para redireccionarla, aunque posiblemente no tengas los conocimientos necesarios para hacerlo bien y ésta acabe por secarse. Lo que está claro es que si dejas pasar los días y no haces nada esa rama tomará fuerza y el día que realmente no te permita cerrar la ventana no te quedará más remedio que cortarla. Ahora pasemos este supuesto a la comunicación interna de tu compañía.
Tu empresa ya está crecida, ya te da cobijo y aproximadamente después de Semana Santa te des cuenta de que esa rama tan molesta no está ahí aún pero que en unos meses muy probablemente aparecerá y que poco después ya no te dejará cerrar la ventana. Esa rama sería la crisis postvacacional. La comunicación interna te permitirá ver ese brote cuando aún se puede extirpar sin dejar cicatriz en el tronco y llevar a cabo las acciones necesarias para que así sea.
Como hemos explicado antes, si no le prestas atención, si dejas que pasen los meses sin tomar ningún tipo de medida, cuando llegue el mes de agosto te encontrarás con lo mismo que el año pasado. Si no haces cosas distintas no esperes resultados diferentes.
Qué hacer si ya estamos en modo crisis postvacacional
Aunque, como hemos apuntado anteriormente, lo ideal es actuar antes de que se produzca el problema, lo cierto es que desde la comunicación interna se pueden llevar a cabo varias acciones para que este periodo sea más llevadero para todos, a pesar de que ya tengamos aquí la crisis postvacacional. Veamos algunos:
Permíteles “perder” el tiempo, pero con mesura
Es un poco como la vuelta al cole, ¿verdad? Te reencuentras con compañeros que hace días que no ves, te cuentas las batallitas de lo que estuviste haciendo, etc. No seas estricto, sobre todo los primeros días. Piensa que se tienen que poner al día en estas cosas pero también en las tareas que les unen. Este momento socializador te permitirá mantener un equipo cohesionado que rendirá mucho más que uno que no lo está. Tómatelo como una inversión en la que al principio parece que no produce pero que no tardará en darte fruto.
Dosifica la información
Por muchas ganas que tengas de ponerte manos a la obra y de volver a trabajar al mismo ritmo que el que llevabais antes del parón estival, es un error empezar a tope. Ten en cuenta que tú no has podido “desconectar” al mismo nivel que tus empleados y, por lo tanto, no se encuentran en el mismo punto de reincorporación que tú. Evidentemente que estamos hablando del funcionamiento de una empresa, no del patio del colegio, y que hay que ponerse a trabajar cuanto antes, pero no puedes exigir que estén al 100% desde el minuto 1. O sea que lo suyo sería convocar reuniones para coordinar personal y tareas desde el primer día, pero sin que éstas sean largas y/o duras y progresivamente incrementar el nivel de exigencia.
Pon el foco en la motivación
Teniendo en cuenta que la crisis postvacacional es básicamente un estado de ánimo, la mejor manera de combatirla es a través de las emociones. ¿Por qué tus trabajadores están en tu empresa? ¿Por qué estas personas y no otras? Como buen líder que eres, tienes que transmitirles/recordarles las respuestas a esas preguntas y reforzar ese lazo que os une; tienes que darles motivos no sólo para que vengan a trabajar, sino para que lo hagan contentos, con ganas. Durante las vacaciones probablemente hayan “olvidado” esas cosas, pero si se las recuerdas seguro que cambian su actitud en mayor o en menor grado. Lo que sí que está claro es que sin duda habrá un impacto positivo.
Tengo una buena y una mala noticia
La buena es que la crisis postvacacional no es un estado psicológico sino emocional, como ya hemos visto. Eso quiere decir, que si se trata adecuadamente en un par de días estará más o menos superada y los trabajadores volverán a sus niveles de rendimiento habituales.
La mala es que si te das cuenta de que alguno de tus empleados no acaba de superar el bache, tal vez sea un indicador de que no se trata de la célebre crisis postvacacional sino de algo mucho más grave y profundo. Si te trabajas la comunicación interna de tu empresa, lo verás antes de que empeore. En el caso de que valores a tu trabajador, intercederás para ayudarle. Pero si éste no es tu caso, no podrás controlar cuáles serán las consecuencias. ¿Vas a dejarlo al azar? Sabes que no sería la mejor opción.
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